ESPAÑA

Garzón queda en libertad tras admitir una posible imprudencia ante el juez

El magistrado le retira el pasaporte, le obliga a presentarse cada semana en el juzgado y le prohibe conducir trenes

SANTIAGO. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Francisco José Garzón, que admitió una posible imprudencia ante el juez, quedó ayer en libertad con cargos tras permanecer tres días detenido por la Policía. Lo hizo tras responder a las preguntas del titular del Juzgado de Instrucción Número 3 de Santiago, Luis Aláez, encargado de investigar lo ocurrido la fatídica noche del miércoles en la curva de A Grandeira, cuando el Alvia 151 que conducía se salió de la vía y segó la vida de 79 personas. Sobre el maquinista pesa la acusación de homicidio imprudente formulada por la Policía. Según afirmó el sábado el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, existen «indicios racionales» de su presunta temeridad al conducir el tren a más del doble de la velocidad permitida. Hasta hoy el juez había mantenido la imputación del maquinista aunque sin atribuirle un delito concreto. En torno a las 19.30 horas, el juez Aláez entregó el atestado policial, que incluye todas las diligencias, tomas de declaraciones y pruebas periciales recabadas hasta el momento.

Todas ellas apuntan a un error humano como causa del terrible accidente. Tras un espacio de 20 minutos para que las partes pudieran estudiar el atestado, el magistrado inició sus preguntas.

Durante los tres días que permaneció arrestado, dos de ellos ingresado en el hospital convaleciente de sus heridas, Garzón se acogió a su derecho a no declarar ante la Policía, una decisión que adoptó por recomendación de su abogado. Ayer, en cambio, sí accedió a responder a las preguntas que le formuló el magistrado. No quiso en cambio contestar a las cuestiones planteadas por las acusaciones.

La declaración de Garzón se prolongó hasta las diez de la noche y a su conclusión el magistrado se inclinó por no enviarlo a prisión. En cualquier caso, como medidas cautelares el instructor le impuso la retirada del pasaporte, la prohibición de salir de España y la obligación de presentarse cada semana en el juzgado. Además, le inhabilitó provisionalmente para conducir cualquier tipo de trenes.

Esposado

La Policía apuró al máximo el plazo de 72 horas que estipula la ley para que alguien pueda permanecer detenido antes de ser puesto a disposición judicial. Garzón llegó al juzgado pasadas las 18.20 horas, apenas unos minutos antes de la hora límite. Lo hizo en un coche patrulla con otros dos más de escolta. Aunque el despliegue policial intento preservar la imagen del detenido, los numerosos fotógrafos congregados a las puertas del juzgado lograron sacar imágenes de Garzón.

El maquinista, con la mirada oculta tras unas gafas de sol y la cabeza enfocada al suelo, llegó esposado y vistiendo camisa azul y tejanos. En la parte superior de su cabeza se podía observar la marca de la aparatosa herida que sufrió durante el descarrilamiento. Como trabajador de Renfe, el conductor tiene derecho a asistencia letrada pagada por la empresa, pero no se precisó si fue el mismo abogado de la compañía de seguros que lo asistió cuando se negó a declarar ante la Policía quien lo hizo también en los tribunales. Mientras, la compañía ferroviaria confirmó ayer que se personará en la causa abierta, con la finalidad de estar presente en la declaración ante el juez y conocer cómo evoluciona la instrucción.

Sus palabras

En contra de Garzón pesan las conversaciones que mantuvo tras el descarrilamiento, en las que reconoció que circulaba a 190 kilómetros por hora en lugar de los 80 permitidos o que si había muertos estos recaerían sobre su conciencia. La prueba principal es sin embargo la caja negra, que una vez abierta dará a conocer la velocidad a la que circulaba el convoy. Desde el miércoles permanece bajo custodia policial, aunque se ha postergado su apertura hasta que concluyese la identificación de los cadáveres. En las próximas horas se espera la llegada a Santiago de un técnico especializado en extraer su contenido.

En paralelo, la Policía investiga la actividad de los dos móviles que llevaba consigo Garzón para comprobar si los estaba usando antes del accidente. En caso de que así sea esta podría haber sido la causa de la supuesta distracción por la que el maquinista no habría frenado la velocidad del Alvia a tiempo.

Aunque la investigación policial se centra en el error humano como causa del accidente, desde el Ministerio del Interior se aseguró que no se descartará ninguna hipótesis como causa del siniestro. Esto incluye la posibilidad de que los sistemas de control que guiaban el convoy fallaran y no frenasen el tren antes de llegar a la curva.