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Varios misiles del Ejército norcoreano circulan ante miles de personas en el desfile por la Guerra de Liberación de la Patria. :: ED JONES / AFP
MUNDO

Corea del Norte celebra los 60 años de la guerra

El régimen estalinista exhibe músculo militar con un gran desfile en Pyongyang para festejar el fin del conflicto que le enfrentó al Sur

PABLO M. DÍEZ
PEKÍN.Actualizado:

Con tanques, misiles y soldados marchando al paso de la oca, Corea del Norte celebró ayer los 60 años del fin de la guerra que le enfrentó al Sur y a EE UU como si la hubiera ganado, cuando en realidad quedó en tablas y la historia la ha derrotado. El 27 de julio de 1953, el régimen estalinista y China, su principal aliada junto a la URSS, firmaron con Washington un armisticio que ponía fin a tres años de una contienda que dejó casi tres millones de muertos. Sin llegar a firmar un tratado de paz y destrozadas, las dos Coreas volvían a quedar como estaban: divididas a la altura del Paralelo 38, la última frontera de la Guerra Fría.

Mientras el Sur capitalista se he convertido seis décadas después en uno de los países más prósperos y tecnológicos de Asia, el Norte comunista se ha hundido bajo el anacrónico sistema estalinista de la dinastía Kim, que ya va por su tercera generación. Dirigido por el joven dictador Kim Jong-un, nieto del fundador de la patria, Kim Il-sung, e hijo del difunto 'Querido Líder' Kim Jong-il, el país es el más hermético y aislado del planeta, así como uno de los más pobres y represivos.

Para conmemorar el 'Día de la Victoria en la Guerra de Liberación de la Patria', la propaganda organizó una semana de coloristas y multitudinarias ceremonias que tuvieron su colofón en el gran desfile militar de ayer en la plaza Kim Il-sung de Pyongyang.

Desde el palco, y en compañía del vicepresidente chino Li Yuanchao, Kim Jong-un lució el músculo de su Ejército, formado por más de un millón de soldados. Pero, aparte de los misiles de medio alcance Musudan, no mostró las novedades de su arsenal como hizo en abril de 2012 con motivo del centenario del nacimiento de su abuelo.

Tras la escalada de la tensión en marzo y abril, cuando Corea del Norte declaró el estado de guerra y retiró a sus trabajadores del polígono industrial que gestionaba de forma conjunta con el Sur en la ciudad fronteriza de Kaesong, el régimen parece haber moderado su belicismo habitual. «Si se busca la paz hay que estar preparados para la guerra», proclamó en su discurso el jefe del Ejército, Choe Ryong-hae, quien sin embargo señaló que «la paz es más importante que nunca porque nuestra tarea es construir una economía y mejorar la vida de la gente».

Desde Seúl, donde se conmemoró el aniversario con menos espectacularidad, la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, instó al Norte «a renunciar al desarrollo de sus armas nucleares si va a empezar el camino hacia el progreso». Además, recordó que «la guerra ha sido suspendida», pero alertó de que «durante los últimos 60 años se ha mantenido una paz incierta que puede romperse en cualquier momento».