La socialista y expresidenta Michelle Bachelet. :: MARIO RUIZ / EFE
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De compañeras de juegos en la infancia a rivales por la presidencia de Chile

La expresidenta Michelle Bachelet y la candidata de la derecha Evelyn Matthei tomaron caminos opuestos con la dictadura de Pinochet

BUENOS AIRES. Actualizado: Guardar
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Las dos tuvieron una infancia parecida y de pequeñas compartieron juegos. Pero con el golpe de Estado de 1973 sus caminos se bifurcaron hasta tal punto que hoy estas dos mujeres emergen como las principales competidoras en la carrera por la presidencia de Chile. La socialista de 63 años Michelle Bachelet -jefa de Estado entre 2006 y 2010- es la favorita para los comicios del 17 de noviembre representando a la coalición de centroizquierda. La exministra Evelyn Matthei, de 60, es la flamante candidata de la alianza derechista.

Son mujeres muy diferentes. Lo extraordinario es que sus trayectorias en paralelo son un síntoma de la discordia que provocó en este país la dictadura de Augusto Pinochet (1973-90). Los padres de ambas fueron brigadieres de la Fuerza Aérea y siendo niñas compartieron destino en la base de Quintero en Valparaíso. Luego los Bachelet partieron a Washington donde el padre, Alberto, trabajó como agregado militar en la Embajada chilena. Por su parte, Fernando Matthei se trasladó con su familia a Londres, donde asumió el mismo cargo diplomático que su camarada pero en Reino Unido.

Ya de regreso en Chile, Alberto Bachelet trabajó junto al presidente socialista Salvador Allende (1970-73) derrocado por Pinochet. Tras el golpe, el brigadier fue detenido y acusado de «traición a la patria». Bachelet estuvo preso seis meses en la Academia de Guerra Aérea, donde fue torturado hasta su muerte en marzo de 1974. Su esposa e hijos, entre ellos Michelle, fueron arrestados. La exmandataria permaneció detenida junto a su madre y fueron torturadas hasta que lograron exiliarse. Primero en Australia y luego en Alemania.

Los Matthei corrieron mejor suerte. Volvieron de Londres después del golpe y don Fernando ascendió a comandante en Jefe de la Fuerza Aérea y ministro de Salud de Pinochet. Fue director de la Academia de Guerra -centro de detención durante el régimen- y hoy es investigado por su presunta responsabilidad en la muerte del padre de Michelle. El brigadier, ya retirado, asegura que no tuvo nada que ver con esa trágica desaparición, pero ya debió declarar ante el juez en más de una oportunidad. Esta semana ha sido solicitado su procesamiento ante la cantidad de testimonios recogidos en su contra.

La madre de Bachelet, Ángela Jaria, afirma que Matthei era un amigo de la familia. Y el brigadier sostiene que Michelle le dice «tío Fernando». La Justicia es la que tiene ahora la última palabra. La candidata derechista, entretanto, procura distanciarse de la historia de su padre, pero está lejos de condenar su pasado. La propia Evelyn votó por el 'sí' en el plebiscito de 1988 cuando, ya en el ocaso de la dictadura, Pinochet lanzó la consulta sobre su continuidad tras 16 años de gobierno ilegal.

Pese a haber admitido recientemente que «no era razonable» que el dictador siguiera otros 10 años, Evelyn aún reivindica su voto por el 'sí'. También criticó la detención de Pinochet en Londres, requerido por España. Y sigue creyendo que esa persecución fue injusta. En cambio, Bachelet, que para el plebiscito de 1988 ya estaba de vuelta en Chile, votó por el 'no', la opción que abrió las puertas al regreso de la democracia.

Irrupción en política

En lo personal, los avatares del exilio complicaron la vida amorosa de la candidata socialista. La expresidenta es médica pediatra y tiene tres hijos de dos matrimonios distintos. Actualmente está separada. Matthei, por su parte, es ingeniera comercial. Está casada con un economista y tiene tres hijos. Desde el advenimiento de la democracia, las dos participaron en política. Bachelet ejerció como ministra de Salud y de Defensa durante la presidencia de Ricardo Lagos (2002-2006). Desde allí construyó su camino al poder, que culminó con un alto nivel de popularidad y un premio mayor: la secretaría general de ONU Mujeres, donde trabajó hasta su regreso a Chile este año para volver a competir en las elecciones.

Matthei fue diputada y senadora, y al momento de ser elegida candidata a la presidencia era titular de la cartera de Trabajo de Sebastián Piñera, el actual mandatario. Pero su recorrido fue más sinuoso. En los 90 era parte de la llamada «patrulla juvenil», como se conocía a los jóvenes prometedores de Renovación Nacional (RN), uno de los partidos que hoy forma la alianza gobernante. Pero un escándalo de escuchas telefónicas hizo que abandonara esa formación -enfrentada con Piñera- para sumarse a su competidor en la alianza, la Unión Demócrata Independiente (UDI), que es la agrupación que la ha encumbrado como su candidata.

La aspirante conservadora a la presidencia confía en que le puede ganar a Bachelet. Según la consultoría Adimark, el 59% de los chilenos le otorgó una buena valoración como ministra. Los dirigentes de RN, no obstante, la miran con recelo y se espera que el 10 de agosto ratifiquen formalmente su apoyo a la postulación. Ella niega ser una persona problemática . Prefiere definirse como «apasionada». «Eso me provoca conflictos. No estoy siempre tratando de agradar, pero no me considero conflictiva», declaró.

Por si acaso, en el comando de Michelle Bachelet, preparan una nueva estrategia de campaña acorde con el inédito desafío entre mujeres por la presidencia del país andino.