María de Villota da el 'sí' en Santander
La expiloto se casó el sábado con su novio, Rodrigo García, en una discreta ceremonia celebrada en el Palacio de La Magdalena
SantanderActualizado:«¿Quién me va a querer a mí?», se preguntaba, hace poco más de un año, frente al espejo, María de Villota. Le acababan de recomponer la cara, donde echaba en falta su ojo derecho, y la veía cruzada por más de cien puntos de sutura. El accidente que había sufrido mientras conducía un bólido unos días antes, el 3 de julio de 2012, no solo había puesto fin a una prometedora carrera como piloto, también había destrozado su vida. O eso es lo que ella creía entonces.
Doce meses después, la única huella visible de aquella desgracia es el parche de pirata que ha pasado a formar parte de su vestuario. Tiene montones de ellos, de diferentes colores y diseños, que combina con cada modelo que viste. El sábado por la tarde se colocó uno de color blanco a juego con el traje que se puso para casarse, en el Palacio de la Magdalena, con su novio, Rodrigo García Millán.
Fue una boda discretísima, que se encargó de oficiar el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, ante una docena de asistentes, los que luego celebrarían el enlace con un banquete en el Cenador de Amós, cocinado por Jesús Sánchez.
La propia María se encargó de dar la primicia ayer a través de su Twitter: «Quiero compartir con todos vosotros que Rodrigo y yo nos hemos casado en Santander. Estamos muy felices». Para ilustrar la noticia, una mínima foto de la pareja en la que casi no cabía tanta felicidad.
Pese a lo que pueda parecer, no se trata de un matrimonio por sorpresa... del todo. En realidad, lo tenían decidido desde hacía un mes: él hizo una pedida de mano de película, y ella cayó rendida a sus pies. «Fue unos días antes del 4 de julio y en nuestro rincón favorito: un faro de Santander. Cuando me giré para contemplar el precioso atardecer, allí estaba él, arrodillado y con el anillo de pedida en la mano. Recuerdo que me emocioné muchísimo y lloré sin parar».
La elección del escenario de la boda tampoco se dejó al azar. María de Villota participó hace unos días en un curso sobre la búsqueda de recursos para el deporte en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo –‘Conduciendo en el futuro’, fue el título de su ponencia–, circunstancia que aprovechó para visitar el edificio, pasear por sus salones y decidirse por La Magdalena.
Quede claro que María no es nueva en la plaza: hace años que veranea en la casa que su familia posee en Ribamontán al Monte. Fue precisamente allí donde concedió su primera entrevista tras el accidente, antes de saber qué nuevo rumbo emprendería.
Durante todo este tiempo, el apoyo de Rodrigo ha resultado fundamental. Conoció a este preparador deportivo de 29 años –ella tiene 33– cuando iba a comprar una bicicleta y desde octubre de 2011 son inseparables. Después, el destino les sometió a una durísima prueba, y ambos salieron airosos.
En la actualidad, María de Villota compagina su trabajo como miembro de la Comisión de Pilotos de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), con su labor de embajadora en una fundación que atiende a niños con enfermedades neuromusculares. Como ella misma dice, «ahora que solo tengo un ojo, quizá percibo más cosas que antes».