Centenares de simpatizantes a Mursi denuncian el golpe militar en la plaza Rabaa al-Adawiya. :: REUTERS
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Los dos Egiptos enfrentados rompen los puentes

El jefe del Ejército busca legitimarel golpe en las calles y forzar a los islamistas a aceptar su hoja de ruta

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Egipto no descansa. Después del viernes de protesta llega el final del ultimátum de las fuerzas armadas a los Hermanos Musulmanes para que comiencen a colaborar con las nuevas instituciones, una opción descartada por los responsables islamistas, que no reconocen a las autoridades golpistas. Miles de partidarios y detractores de Mohamed Mursi volvieron a salir a las calles de Egipto en respuesta a los llamamientos efectuados por la Cofradía y las Fuerzas Armadas, un duelo de masas que demuestra una vez más la fuerte división social.

Los incidentes más graves durante el día estallaron en la costera Alejandría, donde al menos dos personas perdieron la vida y 25 resultaron heridas, según el Ministerio de Salud. Las marchas diurnas en El Cairo transcurrieron en calma, aunque a primera hora de la tarde se registraron choques en el barrio de Shubra, con fuerte presencia de la minoría copta, donde manifestantes de los dos bandos se enzarzaron en una batalla campal a pedradas. Las fuerzas de seguridad elevaron el nivel de alerta al caer el sol ya que, como ha ocurrido en jornadas de protesta anteriores, durante la noche es cuando estallan los problemas más graves.

«Confío al Ejército y la Policía la lucha contra el terrorismo». Miles de pequeños carteles con la fotografía del general Abdel Fatah El-Sisi y este eslogan inundaron las calles de la parte de Egipto que respalda al auténtico hombre fuerte del país. No muy lejos, apenas unos minutos en taxi, la otra cara de la sociedad exhibía las mismas fotos del jefe de las Fuerzas Armadas con la palabra «asesino» y mostraba imágenes del depuesto Mohamed Mursi como «presidente legal» de Egipto.

La lucha en las calles cambia la iconografía de ciudades como El Cairo, y pasar de Tahrir, lugar de concentración de los antiMursi, a Rabaa Al-Adawiya, acampada de los Hermanos Musulmanes, parece un viaje a países diferentes. La tragedia para ambas partes es que están condenadas a convivir. En opinión de analistas como Hossam Bahgat, director de la organización Iniciativa Egipcia para los Derechos de las Personas (EIPR, por sus siglas en inglés), «es pronto» para valorar el duelo en las calles del viernes y saber si si se trata de «un intento de las Fuerzas Armadas y sus seguidores de mostrar a la Hermandad que no tienen miedo de sus amenazas de guerra civil, o si los militares buscan simplemente mayor respaldo al uso brutal de la fuerza para hacer frente a la continua violencia y provocaciones de la Cofradía».

Mursi, investigado

Ya no hay puentes entre las dos caras de Egipto. Apenas han pasado tres semanas desde el golpe, las heridas siguen abiertas, pero los militares tienen prisa por pasar página y piden a la Hermandad que colabore en la hoja de ruta marcada para la transición y que fija la celebración de elecciones generales a comienzos de 2014. Más que una petición se trata de una orden que esperan ver cumplida antes de este mediodía -cuando expira el ultimátum de 48 horas dado por las Fuerzas Armadas-. De lo contrario amenazan con adoptar medidas más duras en lo que llaman «lucha contra el terrorismo».

En esta huida hacia adelante no hay sitio para las figuras que llevaron al grupo islamista a la victoria en las urnas. El último en sumarse a la lista de miembros de la Hermandad en búsqueda y captura es el expresidente Mohamed Mursi. En su caso no será un problema para las fuerzas del orden ya que se encuentra retenido e incomunicado desde el día 3 de julio en un lugar no revelado. Poco antes del inicio de las marchas multitudinarias a favor y en contra de Mursi, un tribunal ordenó la detención del expresidente «por un periodo de quince días» bajo la acusación de diversos «cargos de homicidio, secuestro y colaboración con el movimiento palestino Hamás» en una fuga carcelaria masiva llevada a cabo en enero de 2011 y entre cuyos liberados figuraba el propio Mursi, informó la agencia estatal Mena.

Los hechos se remontan a los días de la revolución contra Hosni Mubarak, cuando, en medio del caos, reinante se produjo la huida de 11.000 presos de la prisión de Wadi El-Natron, entre ellos 34 dirigentes islamistas, en una operación de un grupo de milicianos no identificados que, según la Justicia egipcia, estarían a las órdenes de Hamás y el grupo libanés Hezbolá y contaron con la colaboración de la Hermandad. El portavoz de la Cofradía, Gehad El-Hadad, reaccionó a la noticia asegurando a la agencia Reuters que «no nos lo tomamos en serio» y advirtió de que, pese a la presión de las Fuerzas Armadas y la Justicia, «vamos a seguir con las protestas en las calles».