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José Luis Acosta, elegido ayer presidente de la SGAE. :: M. LOPEZ / EFE
Sociedad

José Luis Acosta, presidente por sorpresa de una SGAE muy dividida

La candidatura del cineasta y guionista obtuvo 20 votos frente a los 16 del músico y compositor José Miguel Fernández Sastrón

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José Luis Acosta Salmerón, cineasta, guionista y productor, se convirtió ayer, contra pronóstico, en el nuevo presidente de una Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) en la que las espadas siguen en alto. La junta directiva de la entidad respaldó su candidatura, dejando de nuevo en la cuneta a José Miguel Fernández Sastrón, eterno aspirante a la presidencia. Los autores se imponían a los compositores en otra batalla de la sorda guerra de poder que lacera a una SGAE que sigue muy dividida. Acosta anticipó que plantará cara a la futura ley de Propiedad Intelectual, que «atenta contra los derechos de los autores y chocará con la normativa europea».

Hombre del cine formado junto a Elias Querejeta, Acosta obtuvo 20 votos, frente a los 16 de Fernández Sastrón. Hubo 2 abstenciones en la reñida votación de los 39 miembros de la junta, que fueron a las urnas tras escuchar los programas de los aspirantes bajo la presidencia provisional del cineasta Miguel Hermoso. Cabía la posibilidad de presentar candidaturas hasta el último momento, pero no hubo alternativas.

Acosta era candidato por el Colegio de Obras Audiovisuales, mientras que el compositor Fernández Sastrón concurría por el de Pequeño Derecho, colegio que preside y que agrupa a músicos y letristas. Fue la tercera derrota consecutiva del músico, fuerte opositor en su día al todopoderoso Teddy Bautista y perdedor de las elecciones ante el recién defenestrado Antón Reixa, inquilino hasta hace unas semanas del despacho principal de un edifico que el músico no dudó en tildar de «diabólico».

Retos

Natural de Úbeda (Jaén) donde nació en 1961, Acosta sustituye en el cargo a Reixa, apartado abruptamente de la presidencia el 16 de julio pasado. Además de presidente, estará también al frente de la junta directiva y del consejo de dirección de la SGAE. Con él al timón, la casa deberá afrontar la delicada situación que genere la futura Ley de Propiedad Intelectual, hoy un anteproyecto al que genera desconfianza.

Juzga Acosta «contradictorio» aprobar ahora un norma «que no ayuda al sector» y que «chocará» con la ley de ámbito europeo, de modo que «muchos de sus puntos podrían quedar invalidados, porque la que mandará será la de Bruselas». «Cuando el Gobierno sopese las ideas que proponemos entenderá nuestros problemas, porque esta ley atenta contra los derechos de los autores y no nos deja indefensos ante otras sociedades gestoras europeas y grandes compañías como Google», apuntó. «Creo que nos haremos entender por el Gobierno» dijo Acosta que alentará «un frente común» con otras sociedades de gestión de derechos.

Deberá también gestionar la iniciada desinversión en la red de teatros Arteria abordada por Bautista en plena burbuja inmobiliaria y la 'anorexia' que la subida hasta el 21% del IVA cultural está generando en un sector ya muy castigado por la piratería y las descargas ilegales. «Creo que en el Gobierno son conscientes del error y que se va a rebajar» vaticinó Acosat tras calibar las enormes pérdidas que ha causado.

Otro reto es recuperar el prestigio de una institución castigada por los escándalos que clausuraron la era de Teddy Bautista, concluida con la irrupción hace dos años de la Guardia Civil en el palacete de Longoria, modernista sede de la entidad. Desde entonces, Bautista y parte de su equipo directivo están imputados por la Audiencia Nacional por delito societario y apropiación indebida.

Antón Reixa, elegido tras la debacle como aparente candidato de consenso, no pudo lograrlo en los quince meses que se mantuvo en el cargo. Su cese de devolvía a la SGAE a la casilla de salida evidenciado profundas divisiones en la casa. En alusión a Reixa, Acosta lamantó ayer el «excesivo presidencialismo» que ha sufrido la entidad. Justifico así que se optara «por un perfil inferior que delegue y que no vea necesario saber todo ydeclarar en todas partes». Quiere «delegar en el 'staff' técnico», al que otorgará «más independencia». Reiteró que ninguno de los problemas «de una casa que mueve mucho dinero y muchos socios» tuviera que ver con su junta directiva.