MITIGAR EL DOLOR
Actualizado:El trabajo que desde hace años venimos desarrollando los psicólogos junto a otros profesionales en situaciones como el triste accidente de Santiago se basa fundamentalmente en acompañar a las víctimas y sus familiares.
Nuestro trabajo consiste en garantizar que las víctimas están en todo momento acompañadas, arropadas, que estén informadas, que tengan sus necesidades cubiertas (agua, comida, alojamiento, descanso, ropa). Cada uno de nosotros trabaja con una familia, se presenta, se pone a su disposición, informa de aquello que vamos sabiendo y está contrastado, informa del proceso que se seguirá desde, por ejemplo, la confirmación de la muerte al reconocimiento del cadáver o el enterramiento posterior, evaluamos situaciones de especial vulnerabilidad (entre las que cabe destacar, especialmente, el aislamiento o el bloqueo emocional) y tratamos de amortiguar y responder a estas situaciones orientando y normalizando las situaciones o, por ejemplo, garantizando que las personas cercanas a la victima conozcan la situación y le apoyen directamente, movilizando su red de apoyos, ayudamos también en la tramitación de papeles, en la resolución de problemas, en las mediaciones que se producen en el seno de las familias para encajar estas situaciones y responder a las mismas.
Se trata de estar presentes, de escuchar, de prestar apoyo, de movilizar los recursos que tienen las víctimas, contactar con su entorno más cercano porque nadie ni nada puede sustituir la eficacia del apoyo que dan los seres más queridos, se trata de posibilitar espacios para desahogarse, para llorar, para expresar la ira o la desesperación, para canalizar las emociones, para elaborar lo que está ocurriendo.
Resulta admirable la fortaleza y entereza que muestran las víctimas, su capacidad de afrontamiento y resistencia, la solidaridad que muestran, no dejamos nunca de aprender de ellas y de sus respuestas.
Trabajamos también acompañando a los equipos de intervención, garantizando sus turnos de descanso, sus espacios de descongestión emocional, la canalización de sus emociones.