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Imagen de cómo quedaron los trenes en accidente de 1972 en El Cuervo; en la imagen pequeña, una de las escasas intantáneas del accidene de 1944. :: R. C.
ESPAÑA

Hubo un accidente peor, el de 1944

El balance de 80 víctimas convierte al accidente de Santiago de Compostela en el más dramático de los últimos 69 años Se calcula que entre 500 y 800 personas murieron en un accidente que el franquismo silenció

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La tragedia de Santiago ha vuelto a ensombrecer la dilatada historia del ferrocarril español. Las 80 víctimas del Alvia Madrid-Ferrol no son, sin embargo, las peores cifras de un siniestro en las vías; en 1944 un tren correo chocó en León contra una locomotora detenida y se cree que perdieron la vida entre 500 y 800 personas. El dato real nunca se conoció, la censura franquista se encargó de ello.

El 3 de enero de hace 69 años la comarca leonesa de El Bierzo asistió al episodio que mantiene el dudoso honor de ser el peor accidente registrado en suelo español. El tren correo-expreso 421, que había partido de la madrileña estación del Norte a las ocho y media de la noche anterior con doce coches, ocho de los cuales iban repletos de pasajeros, perdió los frenos y no pudo efectuar la parada de rigor en la estación de Torre del Bierzo. Incapaz de frenar la marcha, el convoy se aproximó a alta velocidad hacia el túnel número 20 de la línea Palencia-La Coruña, de 158 metros de longitud y hoy desmantelado, cuando alcanzó a una locomotora que se encontraba aislada realizando maniobras.

Pocos minutos después, un tren carbonero que transitaba en sentido contrario por la única vía se precipitó contra el amasijo de hierros que había dejado el impacto anterior. El choque había inutilizado el sistema de señalización, por lo que el maquinista del segundo tren creyó que el acceso a la estación de Torre del Bierzo estaba abierto y no pudo evitar la segunda colisión.

La sucesión de choques provocó, según las crónicas de la época, un fuerte incendio en el interior del túnel, en el que quedaron atrapados decenas de viajeros. La escasez de medios prolongó las tareas de rescate durante 48 horas. Al día siguiente la prensa hablaba de «26 cadáveres extraídos de las unidades, de las que quedaron más cerca de la boca del túnel».

Recién terminada la Guerra Civil y con una economía raquítica, el franquismo se esforzó en silenciar el incidente, que nunca más volvió a trascender. Renfe fijó el cómputo en 78 fallecidos, solo dos llegaron a ser identificados y 75 heridos, una cifra poco realista si nos atenemos al testimonio de los supervivientes.

Todos coinciden en afirmar que el tren iba «hasta los topes». Los propios ferroviarios reconocieron que el tumulto de gente complicó su labor de ir activando el freno de mano en cada vagón.

Hacia 1975 un libro sobre hitos del ferrocarril situó el balance de Torre del Bierzo en una horquilla entre 500 y 800 víctimas. Posteriores investigaciones rebajarían la cifra hasta situarla en torno a los 200 fallecidos. El cómputo real nunca llegó a conocerse. La censura se inclinó por eliminar toda constancia documental, apenas quedan dos instantáneas del siniestro, y responsabilizar del fallo a los maquinistas. Una tragedia sin repercusiones para evitar el cuestionamiento de un régimen aún incipiente.

Tras el mutismo de El Bierzo no hay constancia de siniestros de gravedad hasta 1970, cuando el impacto frontal de dos ferrocarriles de vía estrecha en la localidad vizcaína de Urduliz arrojó un balance de 33 víctimas mortales y 200 heridos. Desde entonces, más de 400 perdieron la vida sobre los raíles. Hasta el pasado miércoles el peor siniestro de los últimos años databa del verano de 1972, cuando 77 personas, 79 según otras fuentes, en su mayoría infantes de marina de la cercana base de San Fernando, perdieron la vida al chocar en la salida de la estación sevillana de El Cuervo un ferrobús con un tren expreso que llegaba desde Madrid.

Años negros

Las décadas de los setenta y ochenta fueron infaustas para las líneas férreas. Solo en los diez años posteriores a la tragedia de El Cuervo la cifra de fallecidos en accidentes de tren superó el centenar. En 1980 menos de tres meses separaron dos colisiones de trenes en las provincias de Soria y Valencia, con 17 y 27 fallecidos respectivamente. Ocho años después la sociedad española asistió conmocionada a dos nuevos siniestros en un mes. El 3 de marzo de 1988 dos expresos que se dirigían desde Madrid a la costa cantábrica impactaron en la estación de Valladolid. Murieron ocho personas y treinta resultaron heridas.

El 25 del mismo mes un autobús fue arrollado en la provincia de Lérida por un convoy que cubría la línea Zaragoza-Barcelona.

Aquel día es tristemente recordado porque de las 15 víctimas, 10 eran niños de edades comprendidas entre 3 y 5 años. Los pequeños se dirigían con sus maestras, cuatro de las cuales también fallecieron, a una granja-escuela cuando tuvo lugar el accidente. Pese a que la renovación del circuito ferroviario ha mermado considerablemente la siniestralidad, aún está reciente el recuerdo de los 18 fallecidos por el choque de un Talgo y un tren de mercancías en la localidad albaceteña de Chinchilla en 2003 o el descarrilamiento del metro de Valencia, en el que perdieron la vida 43 personas, cuyos familiares luchan aún por el esclarecimiento de las circunstancias del siniestro.