Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Miles de personas hacen cola bajo la lluvia. / David Fernández (Efe)
religión

El Papa pide a los jóvenes que no cedan ante ídolos como el dinero y el poder

Alrededor de 200.000 personas desafiaron a la lluvia y el frío para dar la bienvenida a Francisco I en el santuario de la Aparecida

AGENCIAS
RÍO DE JANEIROActualizado:

El Papa puso hoy su vida, su pontificado y al pueblo latinoamericano bajo la protección de la Virgen de Aparecida, durante su visita al santuario brasileño, donde abogó para que los jóvenes sean artífices de un mundo más justo y no cedan ante "ídolos pasajeros como el dinero, el placer y el poder". Dos días después de llegar a Río de Janeiro para presidir la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, Francisco se trasladó hoy a la localidad de Aparecida, de 35.000 habitantes, en la que se levanta el santuario de la patrona de Brasil, donde fue acogido por 200.000 personas que desafiaron la lluvia y el frío que azota estos días esta zona del país.

Tenía previsto viajar desde Río de Janeiro, distante 245 kilómetros, en helicóptero, pero debido al mal tiempo lo hizo en un avión que aterrizo en el aeropuerto de San José dos Campos, a 80 kilómetros de Aparecida, y desde allí se trasladó en helicóptero hasta el santuario. Francisco fue acogido con cánticos, vivas y aplausos por los fieles, algunos de los cuales esperaban desde hacia más de dos días para ver al primer papa latinoamericano, quien, en su línea, no dudó en detener el papamóvil para estrechar las manos de los fieles y besar niños.

Una vez en el templo, Francisco se dirigió a la 'Capilla de los Doce Apóstoles', donde está expuesta la imagen de la virgen, ante la que oró durante unos minutos. "En vuestras manos pongo mi vida", afirmó un Papa emocionado, que después ofició su primera misa pública, en la que exhortó a los fieles a no perder la esperanza y pidió a los padres y educadores que transmitan a los jóvenes los valores que les hagan artífices de un mundo más justo, solidario y fraterno. Para lograr ese objetivo, señaló tres actitudes: mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría.

Sobre la esperanza, dijo que aunque en la vida de cada uno y de las comunidades se presentan muchas dificultades, Dios nunca deja al hombre que se hunda."Tengan siempre en el corazón esta certeza: Dios camina a su lado, en ningún momento los abandona. Nunca perdamos la esperanza. Jamás la apaguemos en nuestro corazón. El dragón, el diablo, el mal, existe en nuestra historia, pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza", afirmó.

Señaló que hoy día los jóvenes sienten la sugestión de tantos ídolos "que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza, como son el dinero, el éxito, el poder, el placer" y que ello se debe a la sensación de soledad y vacío que sufre "y que les lleva a la búsqueda de compensaciones de estos ídolos pasajeros". El papa exhortó a los adultos a ayudarles a ser protagonistas de la construcción de un mundo mejor.

"Son un motor poderoso para la Iglesia y para la sociedad. Ellos no sólo necesitan cosas, necesitan sobre todo que se les propongan esos valores inmateriales", aseguró el Papa. Sobre la actitud de "vivir con alegría" manifestó que un cristiano está siempre alegre, "nunca triste y no puede ser pesimista, no puede tener el aspecto de quien parece estar de luto perpetuo". "Si estamos verdaderamente enamorados de Cristo y sentimos cuánto nos ama, nuestro corazón se inflamará de tanta alegría que contagiará a cuantos viven a nuestro alrededor. Como decía Benedicto XVI, un discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro", manifestó.

El regreso

Francisco recordó que hace seis años, en 2007 se reunió en Aparecida la V Asamblea General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM) y que esa conferencia ha marco un gran momento de la Iglesia. A esa asamblea asistió el entonces arzobispo de Buenos Aires y hoy papa Francisco, que redactó el Documento de Aparecida, que marcó las líneas a seguir por la Iglesia Latinoamericana para encarar el siglo XXI y la nueva evangelización.

Francisco anunció que en 2017 volverá a Aparecida, en el 300 aniversario de la aparición de la Virgen. Tras la misa, el papa saludó desde el balcón a los fieles y después se trasladó al seminario Bom Jesús, donde bendijo una imagen de fray Galvao, el fraile que proclamó santo Benedicto XVI en Sao Paulo en 2007. El papa Bergoglio regresará esta tarde a Río y visitará un hospital, el de "San Francisco de Asís de la Providencia", dedicado a la recuperación de jóvenes drogadictos y alcohólicos. Francisco es el tercer papa que visita Aparecida. En 1980 lo hizo Juan Pablo II y en 207 Benedicto XVI, que inauguró la V Asamblea General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM)

Misa en Copacabana

Más de 500.000 jóvenes de todo el mundo han asistido en la playa de Copacabana de Río de Janeiro a la misa de apertura de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, en la que fueron recordadas las palabras de Juan Pablo II: "América se tu misma, fiel a Cristo" y resiste "ante quienes quieren ahogar tu vocación de esperanza".

Veintiseis años después de la JMJ de Buenos Aires, de 1978, el encuentro mundial de los jóvenes católicos regresó a América Latina, en esta ocasión a la ciudad carioca, donde cientos de miles de muchachos, en su inmensa mayoría latinoamericanos, esperan ya el momento de dar la bienvenida oficial al papa Francisco, el próximo jueves.

El cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, de cuyo dicasterio dependen las JMJ, y el arzobispo de Río de Janeiro, Orami Joao Tempesta, abrieron la cita mundial con una misa multitudinaria en la playa de Copacabana, en una tarde desapacible, lluviosa y con viento, que no desalentó a los ciento de miles de jóvenes que han convertido la ciudad en el centro mundial de la Iglesia.

La ceremonia, a la que asistieron entre 500.000 y 600.000 jóvenes, según el portavoz vaticano, Federico Lombardi, comenzó con la entrada de la Cruz de los Jóvenes portada a hombros, así como un icono de la Madre de Dios, también llevado a hombros, en procesión. La conocida como "Cruz de los Jóvenes" es de madera, casi cuatro metros de alta, cuyos brazos miden 1,75 metros y pesa 31 kilos. Fue entregada por Juan Pablo II a los jóvenes en 1984, cuando creó estas jornadas y desde entonces ha sido llevada por todos los rincones del mundo y presidido todas las JMJ.

La cruz fue colocada en un costado del palco, levantado en un lateral de Copacabana, que está inspirado en las líneas irregulares de las montañas de Río de Janeiro, tiene una capacidad para cuatro mil personas y lo preside una inmensa cruz en el centro. A la ceremonia asistió más de un centenar de obispos, de los 250 previstos, que se cubrían las casullas con capas de plástico transparente, y varios centenares de sacerdotes. "Esta es una JMJ particular. Después de 26 años vuelve a América Latina, un continente joven, un continente de la esperanza", dijo Rylko, que recordó las palabras de Juan Pablo II en la cita de Buenos Aires, cuando dijo que tenía puestas sus esperanza en América Latina. "Sois la esperanza del papa, sois la esperanza de la Iglesia. América Latina, sé tu misma, fiel a Cristo, resiste ante todos aquellos que quieren ahogar tu vocación de esperanza", dijo Juan Pablo II en aquella ocasión.

«Protagonistas de un mundo nuevo»

Rylko resaltó que esta JMJ es muy "particular", ya que la preparó Benedicto XVI, que tenía previsto asistir, pero renunció antes al papado, y la preside Francisco, el primer papa latinoamericano. "Los caminos del Señor son inescrutables", precisó. El cardenal destacó que la JMJ se desarrolla a los pies de la famosa estatua del Cristo Redentor del Corcovado, "con sus brazos abiertos, preparados para acoger a todos los seres humanos".

En la misma línea que el papa Francisco -que dedicó la jornada a actividades privadas- pidió a los jóvenes que se dejen abrazar por Cristo, le confíen sus deseos, sus proyectos de futuro, las alegrías más íntimas, las decisiones más difíciles, los miedos y las inquietudes. "Quien elige a Cristo no pierde nada, más al contrario gana todo, encuentra la felicidad verdadera y la vida plena", subrayó.

Añadió -tomando unas palabras de Francisco- que Cristo llama a los jóvenes a abandonar la vida cómoda y "derribar los muros del egoísmos e ir con valentía a las periferias geográfica del mundo llevando a Dios". "Cristo os necesita, jóvenes. Necesita vuestra fe joven, llena de alegría y de entusiasmo misionero. Cristo cuenta con cada uno de vosotros", destacó el cardenal.

El arzobispo de Río de Janeiro, Orami Joao Tempesta, destacó que durante esta semana la ciudad se ha convertido en el centro de una iglesia joven y viva e invitó a los muchachos a ser "protagonistas de un mundo nuevo, un mundo que necesita gente como vosotros, llamados a formar una nueva generación que vive la fe y la transmite a la siguiente". "Tenemos muchas barreras e injusticias que superar. Vamos a construir puentes en vez de barreras y obstáculos", precisó.

Desde hoy y hasta el día 26, los 250 obispos presentes impartirán catequesis a los jóvenes sobre los temas "sede de esperanza, sed de Dios", "Ser discípulos de Cristo" y "Ser misioneros, ir". Las catequesis se impartirán en 300 lugares diferentes de Río de Janeiro. De ellas, 133 serán en portugués y 50 en español.