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Rajoy cede y dará su versión del 'caso Bárcenas' ante las dudas «legítimas» de los españoles
El jefe del Ejecutivo accede a comparecer la semana próxima en el Congreso y esquiva la moción de censura con la que amenazó Rubalcaba
MADRID. Actualizado: GuardarApenas doce días después de que el portavoz de su grupo parlamentario acusara a la oposición de «apadrinar» al «delincuente» Luis Bárcenas por solicitar su comparecencia en el Congreso, Mariano Rajoy se dio por vencido. El presidente del Gobierno anunció ayer su intención de hablar ante el Parlamento para hacer balance de su gestión pero también, sí, para responder a las dudas que «legitimamente», dijo, pueden tener los ciudadanos tras conocer el testimonio del extesorero del PP, su relato sobre la financiación ilegal del partido y su afirmación de que muchos dirigentes del mismo, incluido el jefe del Ejecutivo, cobraban sobresueldos en negro.
El medido paso al frente de Rajoy aborta, al menos de momento, la moción de censura anunciada por el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. La drástica medida estaba condicionada a que los populares rechazaran otra vez que su líder rindiera cuentas ante la Cámara baja. El presidente del Gobierno aseguró que ese escenario no le preocupaba lo más mínimo y dio a entender que si, finalmente, ha dado su brazo a torcer no ha sido por evitarlo.
La moción, en todo caso, habría proyectado hacia el exterior una imagen de inestabilidad que, admiten en el PP, no conviene a España en un momento de crisis y que ya empezaba a emerger. No es solo que el 'Financial Times', uno de los diarios internacionales de mayor prestigio, defendiera la semana pasada que la comparecencia en el Congreso de Rajoy resultaba «imperativa». Es que ni siquiera hubo que esperar a que un periodista español tomara ayer la palabra en la rueda de prensa con el primer ministro rumano, Victor Ponta, para que se inquiriera al presidente del Gobierno español sobre el asunto. Bastó el primer turno, que por cortesía se reserva a los periodistas del país invitado, para que se le preguntara cuándo y cómo pensaba explicarse.
Los populares habían defendido hasta ahora que el jefe del Ejecutivo ya compareció en febrero para responder a los llamados 'papeles de Bárcenas' y que no podía estar todo el día desmintiendo las embestidas del extesorero. Aquella comparecencia tuvo lugar cuando aún no había muestra física de que los cuadernos con la supuesta contabilidad B del PP existieran realmente y cuando tampoco habían trascendido los SMS que, hasta apenas 15 días antes, se había cruzado con Bárcenas. Además, no se produjo en el Parlamento, sino ante la junta directiva del PP, aunque en el partido gubernamental dijeran que había hablado ante los ciudadanos porque fue televisada.
Ahora es el propio Rajoy el que niega valor a cualquier fórmula distinta de la parlamentaria. Por un lado, negó que haya eludido nunca dar explicaciones. «En la medida en que me van preguntando -dijo sobre las sesiones en el Congreso y el Senado- voy respondiendo; igual que en los medios de comunicación». Pero por otro, desde su atril en el palacio de la Moncloa rehusó responder a la pregunta de por qué mantuvo contacto con ese al que hoy en su partido llaman delincuente cuando ya sabía de sus cuentas en Suiza o por qué le dedicó palabras de ánimo con el argumento de que es «donde está representando el conjunto de la soberanía nacional» donde corresponde hablar de esas cosas.
Explicación completa
«Compareceré en el Parlamento para dar todas las explicaciones porque creo que es donde debo hacerlo -insistió-, donde debo contar lo que ha ocurrido y donde debo contarles mi versión, que también es necesaria, a los ciudadanos». El Gobierno registró ayer mismo en el Congreso la solicitud de comparecencia.
En la Presidencia del Gobierno llevaban semanas asegurando que Rajoy daría una explicación «completa» cuando el momento fuera propicio, pero que antes era conveniente esperar a que saliera a la luz todo lo que el extesorero pretendiera utilizar en su contra para que sus palabras sirvieran de algo. Nadie puede asegurar, aun así, que Bárcenas haya agotado su munición y pese a todo el jefe del Ejecutivo ha llegado a la conclusión de que no podía permanecer más tiempo en silencio.
Lo que no hará será centrar su comparecencia exclusivamente en el escándalo que lo salpica. Según dijo, su intención es hacer una suerte de balance de lo que lleva de legislatura, hablar de «la situación que vive nuestro país desde el punto de vista económico y también desde el punto de vista político». «Considero que este es el momento oportuno y adecuado para plantear el futuro de las cosas y de lo que pretende hacer el Gobierno en los próximos meses», dijo.
Su enfoque fue el de quien afronta un problema más sin prevalencia sobre el resto o incluso por debajo del resto. Al responder a la pregunta de cómo pretende recuperar la confianza de los ciudadanos hizo incluso como si eso nada tuviera que ver con las sospechas de corrupción que penden sobre su partido y sobre su persona. Y se limitó a hablar de economía. «Voy a seguir trabajando y defendiendo única y exclusivamente lo que creo que es mi obligación, el interés general de los españoles. Me gustaría que los ciudadanos vieran que las medidas difíciles que hemos tomado producen efectos».