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MUNDO

Israel endulza un diálogo presidido por el escepticismo

La oferta de que Tel Aviv liberará a prisioneros palestinos como gesto de buena voluntad apenas consigue aplacar el pesimismo árabe

R. C.
JERUSALÉN.Actualizado:

El nuevo intento de diálogo entre israelíes y palestinos, cuya gestación ha exigido seis viajes a Oriente Próximo del secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, da sus primeros pasos en medio de un escepticismo generalizado. Casi todo está en contra del objetivo de revitalizar el proceso de paz para la zona, varado desde 2010. Si los pronósticos de Kerry se cumplen, la ministra de Justicia israelí, Tzipi Livni, y el 'negociador oficial' de los palestinos, Saeb Erekat, se encontrarán la próxima semana en Washington entre enormes dudas sobre el apoyo real que los respectivos bandos conceden a esta oportunidad.

La imprecisión que rodea las conversaciones presidió también la oferta de liberación de prisioneros palestinos que Israel planteó ayer como «un gesto fuerte» de buena voluntad, en palabras del ministro de Relaciones Internacionales e Inteligencia, Yuval Steinitz.

Los presos, que en algunos casos llevan treinta años en prisión, saldrían «en número limitado» y «por etapas», aunque se desconoce cuándo. Hay 4.713 palestinos encarcelados en Israel según el grupo de defensa de los derechos humanos B'Tselem. De ellos, 169 están privados de libertad por detención administrativa, un procedimiento que los mantiene presos, sin haber sido inculpados, por periodos de seis meses renovables de manera indefinida.

Las dudas sobre la viabilidad de las nuevas negociaciones se debe a la dificultad para superar escollos históricos. Y es que Israelíes y palestinos mantienen posiciones muy distantes en asuntos de tanto calado como el estatuto final de los territorios ocupados y las fronteras del futuro Estado palestino, el derecho de los refugiados a regresar a su tierra y el destino de Jerusalén, que las dos partes reclaman como capital.

Tel Aviv insiste en que no negociará volver a las fronteras de 1967 -antes de que los israelíes ocuparan Cisjordania, Gaza y los Altos del Golán- y las distintas facciones palestinas rechazan unas conversaciones que no incluyan este compromiso israelí y, también, la expresa renuncia a continuar con la extensión de los asentamientos.

Las fronteras de 1967

El controvertido asunto de las fronteras de 1967 tendría que ser, para los palestinos, el punto de partida de la negociación y casi el único motivo para retomar el diálogo. Desde Israel llama la atención la discreción con la que se mueve estos días el primer ministro, Benjamín Netanyahu, que guarda reserva sobre sus verdaderas intenciones en este nuevo intento de diálogo que define como «de interés vital y estratégico para Israel».

A Netanyahu le interesa sobremanera mantener cohesionada su heterogénea coalición de gobierno, en la que algunos de sus miembros, incluso en el propio partido mayoritario Likud, no quieren ni oír hablar de abordar la ocupación. El jefe del Ejecutivo hebreo lidia además estos días con el anuncio de la Unión Europea de que interrumpirá la financiación a proyectos que se realicen en unas colonias que la comunidad internacional considera ilegales. La UE oficializó el viernes esta nueva política que entrará en vigor el próximo año.

También el diario 'Haaretz' duda de las intenciones de Netanyahu. «Si busca verdaderamente un acuerdo de paz, tendrá que presentar por primera vez posiciones claras y explicar, según él, dónde termina Israel y dónde comienza palestina», sostiene el periódico.