Mueren 25 niños en India por ingerir comida con insecticida en el colegio
Los estudiantes, de entre 5 y 12 años, eran de la clase menos privilegiada del país y almorzaban gratuitamente en el centro educativo
SHANGHÁI.Actualizado:En India, los dramas son en superlativo. Y se suceden uno detrás de otro, hasta el punto de que muchos pasan desapercibidos. El desigual desarrollo y la rígida jerarquía social así lo propician. Pero incluso en estas condiciones, la tragedia de ayer provocó la conmoción del país: 25 niños, de entre 5 y 12 años, murieron tras haber ingerido el martes la comida que recibían de forma gratuita en el colegio de primaria al que iban a estudiar, en el distrito de Saran del depauperado estado de Bihar. Veinticinco más están ingresados en hospitales de la capital, Patna, y, según las autoridades, evolucionan favorablemente.
Todos ellos formaban parte de una campaña nacional destinada a que los hijos de las familias más pobres disfruten al menos de una comida caliente al día. Unos 120 millones de escolares se benefician en más de un millón de centros educativos de este programa nutricional, el mayor del mundo, que supone un gran incentivo para que las familias decidan escolarizarlos. Pero, según las investigaciones preliminares, el almuerzo del martes en Saran estaba contaminado con pesticida orgánico fosfórico, capaz de provocar la muerte de un niño en dosis pequeñas. Cómo llegó el veneno hasta el plato es todavía un misterio, pero se especula con la nada remota posibilidad de que los alimentos -arroz, lentejas, soja y patatas- no se hubiesen limpiado correctamente.
«Me empezó a doler la tripa y comencé a vomitar. A partir de ahí no sé qué pasó», relató una de las alumnas, Savita, a la agencia AP. Testimonios como el suyo encendieron los ánimos, que se fueron caldeando cuando se supo que la evacuación de algunos de los niños tardó hasta 15 horas. Pero la explosión de indignación llegó con las palabras del gobernador de Bihar, Nitish Kumar. «Cada familia recibirá una compensación de 200.000 rupias», dijo. Menos de 2.600 euros al cambio. «¿Es eso lo que vale la vida de nuestros hijos?», se preguntaba el canal de televisión Times Now.
Por si fuese poco, ayer otros 15 estudiantes se desmayaron -dos están en estado crítico- tras ingerir el almuerzo gratuito en otro centro cercano, y 50 niños más de una tercera escuela en Bihar sufrieron problemas gastrointestinales tras la comida. Algunos incluso aseguraron haber encontrado lagartijas dentro, algo que tampoco resulta sorprendente en India. Así, aunque las autoridades anunciaron rápidamente la búsqueda del director de la escuela, que ha huido, y la detención del jefe de cocina de Saran, la rabia sacó a los ciudadanos a las calles, donde cuatro vehículos policiales y un autobús fueron incendiados ayer.
Desigualdades abismales
«Los pobres siempre sufrimos las peores consecuencias. Nuestros hijos van a la escuela para tener un futuro mejor, no para morir», denunciaba una de las madres, cuyo hijo está en el hospital, en la cadena CBN. Razón no le falta. Casi el 30% de los 1.220 millones de habitantes vive por debajo del nivel de la pobreza, 600 millones ni siquiera tienen acceso a un váter, y casi el 70% reside en zonas rurales. De hecho, las estadísticas sociales son propias del África subsahariana, y no de una potencia que pretende convertirse en la tercera economía mundial.
«No es la primera vez que vemos una tragedia como la de Bihar, ni será la última», criticaba el analista Rajesh Kalra en un artículo en The Times of India. «Pero peor todavía es que los políticos, que ahora se muestran consternados por el suceso, traten de sacar rédito de ello. ¡Qué vergüenza!».