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El primer ministro Enrico Letta, en el Parlamento italiano. :: GIAMPIERO SPOSITO / REUTERS
MUNDO

La turbia expulsión de la familia de un disidente kazajo avergüenza a Italia

El Gobierno afirma que la operación se hizo a sus espaldas y está de nuevo en crisis, con el ministro de Interior contra las cuerdas

ÍÑIGO DOMÍNGUEZ CORRESPONSAL
ROMA.Actualizado:

El embajador de Kazajistán en Roma levantó el teléfono el pasado 27 de mayo, solicitó una cita en el Ministerio de Interior y pidió la captura de un peligroso criminal de su país en la capital italiana. El jefe de gabinete del ministro se puso a ello y a los dos días, la medianoche el 29 de mayo, una operación de 50 agentes irrumpió en la casa señalada, donde sólo estaba la mujer del sospechoso. Fue detenida con la acusación de pasaporte falso, que era auténtico, y luego fue arrestada su hija de seis años. La embajada kazaja ofreció un jet privado para mandar a las dos a su país. Es un protocolo anómalo, pero las autoridades italianas accedieron y el 31 de mayo despegaron. Todo en cuatro días.

Pero Mukhtar Ablyazov, el supuesto delincuente, es en realidad un disidente del régimen totalitario de Kazajistán, con asilo político en Londres desde 2009. Y su mujer, Alma Shabalayeva, y su hija Alua, tenían todo el derecho a estar en Italia. Ella ha relatado una noche de pesadilla en Roma, con malos tratos en comisaría y «el terror de ser asesinada». La chapuza ha estallado en los últimos días en medio de la perplejidad internacional porque la versión oficial es que todo se hizo a espaldas del Gobierno, que acababa de formarse un mes antes.

Se añaden al cuadro general datos quizá pertinentes, como que Italia es el cuarto socio comercial de Kazajistán, con fuertes intereses en el campo energético, y que el dictador kazajo Nursultan Nazarbayev, es uno de esos amigos discutibles de Silvio Berlusconi. Por cierto, mientras todo esto sucedía Nazarbayev pasaba unos días de vacaciones en Cerdeña en una villa de un colaborador de 'Il Cavaliere'. La prensa aseguró ayer que Berlusconi incluso estuvo con él días después, pero sus portavoces lo han desmentido.

El primer ministro, Enrico Letta, tras detectar «graves» errores, anuló el jueves la expulsión, anunciando con algo que parecería sarcasmo si no fuera en serio que Shabalayeba podía volver a Italia. Pero ya era tarde. Ella y su hija están en Kazajistán en arresto domiciliario. Letta ha dicho que llegará hasta el final para aclarar el caso y «quien se ha equivocado pagará». Ahora todo es buscar explicaciones y culpables. Los principales responsables, el ministro de Interior, Angelino Alfano, y su colega de Exteriores, Emma Bonino, aseguran que no fueron informados de nada. Hay peticiones de dimisión para ambos por la disyuntiva habitual: si es verdad, por inútiles, y si es mentira, por eso y por haberlo autorizado.

Investigación interna

Alfano ha ordenado una investigación interna y comparecerá mañana, aunque ya está en una situación muy comprometida porque cuando, en teoría, supo lo ocurrido, el 2 de junio, ya ordenó una investigación interna al nuevo jefe de Policía, Alessandro Pansa, y concluyó que todo estaba en orden. Esta de ahora la vuelve a hacer precisamente Pansa y les dejará mal a ambos de todos modos. Que Alfano, delfín de Berlusconi y secretario general de su partido, el PDL, esté contra la pared es otra bomba para el enclenque Ejecutivo de Letta, una coalición anómala entre PDL y el PD, de centroizquierda. En efecto, ayer llegó el enésimo ultimátum del PDL: «Sin Alfano, el Gobierno cae». El PD guarda silencio, como siempre, prisionero de su miedo a que se derrumbe el Ejecutivo.

Tiene todo una pinta rara, como en los clásicos asuntos turbios italianos. La velocidad para satisfacer los intereses kazajos, que nadie pareciera saber quién era realmente Ablyazov, que la operación se hiciera al margen del Gobierno -si es cierto- y en pleno vacío de poder, porque el nuevo jefe de Policía aún no había ocupado su puesto. Es curioso que un exagente secreto italiano trabajara en la agencia de detectives que contrataron los kazajos para encontrar la casa.

Recuerda casos similares como el del egipcio Abu Omar en 2003, una de las primeras detenciones ilegales de los 'vuelos de la CIA', obra de los servicios secretos italianos y estadounidenses, y el arresto en Roma en 1998 del líder kurdo Abdulá Ocalan, enviado a Kenia donde fue capturado por agentes turcos.