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La puerta del pánico
Un corredor vitoriano de 19 años sufrió un síndrome asfíctico por la presión de los astados y de decenas de mozos Un acceso bloqueado en la plaza provoca una montonera con 19 heridos en el séptimo encierro
PAMPLONA. Actualizado: GuardarMás de 30 años después del último, el fantasma de los montones a la entrada de la plaza de toros regresó ayer a los Sanfermines provocando 23 heridos, uno de ellos en estado muy grave aunque «parece que la evolución es favorable», según el jefe del servicio de urgencias del Complejo Hospitalario de Navarra, Javier Sesma. El encierro transcurría con absoluta normalidad con una manada hermanada salvo un toro que se había quedado descolgado, con alguna caída y pocas embestidas cuando, de repente, los toros se encontraron con una pared humana a la entrada de la plaza de toros.
El montón se había formado 50 segundos antes cuando la presión de la enorme cantidad de corredores que trataban de entrar al coso taurino hizo que una de las hojas de la puerta de la barrera que permite el acceso a la arena y, al mismo tiempo, cierra el paso al callejón del coso, se abriera impidiendo que los mozos entraran a la plaza y se quedaran aprisionados contra la madera.
La marea humana que llegaba hizo imposible que la puerta se volviera a su lugar por lo que decenas de jóvenes se veían cada vez más aplastados contra la puerta. El drama se incrementó más si cabe cuando llegaron los astados. Chocaron contra la gente y la presión se incrementó de manera notable. La gente se estaba literalmente asfixiando. Este montón dejó en total 19 heridos que tuvieron que ser trasladados a los centros hospitalarios, una cifra que no se había dado en décadas. Otras cuatro personas resultaron heridas en otros tramos del recorrido.
El herido más grave es un joven de 19 años de Vitoria, J. M. R., que sufrió contusión torácica con síndrome asfíctico, es decir, con asfixia. Incluso los servicios de emergencia tuvieron que realizarle la reanimación cardiopulmonar. Durante toda la mañana se temió seriamente por su vida aunque a primera hora de la tarde el jefe del servicio de emergencias se mostró «esperanzado» con la recuperación del joven, ya que comenzaba a evolucionar favorablemente.
«No podía dejarlo»
Otro herido sufrió también el síndrome asfíctico. Se trata de un irlandés de 28 años, R. T., cuya evolución también es favorable. Este caso resultó especialmente llamativo ya que en las imágenes de televisión se vio claramente cómo era arrastrado por otros mozos, completamente morado y sin conocimiento. Apenas unos minutos después de las ocho de la mañana, por el servicio de urgencias del Hospital de Navarra llegaron dos amigos de este joven preguntando desesperadamente por él. No sabían que se encontraba en el quirófano de la plaza de toros.
El resto de heridos presentaba distintas afecciones, la mayoría contusiones torácicas. Y los amigos que se acercaban a los hospitales narraban los momentos tan dramáticos que habían vivido. Un joven, amigo de otro de los heridos, contaba cómo había tirado de su amigo con todas sus fuerzas para sacarlo del montón. «Me decían que me retirara, pero no podía dejar ahí a mi amigo», narraba ya más tranquilo al saber que su amigo no tenía afectada más que la rodilla.
Después del montón, los dos corredores que resultaron heridos por asta de toro pasaron a un segundo plano. Uno de los heridos fue corneado con una herida en el glúteo en la calle Estafeta y el otro en el propio montón, aunque tan sólo recibió un puntazo en la axila.
De hecho, a pesar del dramatismo que se vivió en la plaza de toros, se considera un auténtico milagro que los toros no embistieran contra la masa de personas y que los cabestros no tratasen de saltar por encima de los corredores, lo que podría haber multiplicado trágicamente el número de víctimas.
Lo sucedido en el encierro de ayer puso a prueba el sistema de atención sanitaria de los encierros. La coordinación entre el Servicio Navarro de Salud, Cruz Roja y Dya fue magnífica y entre los mismos puestos de atención en el recorrido del encierro. En los que no se produjeron atenciones, de los 16 que hay repartidos, se enviaron equipos a la plaza de toros para ayudar en un hospital improvisado que se instaló en el patio de caballos. Se emplearon todos los recursos médicos, ambulatorio para los menos graves, los dos hospitales públicos y la propia enfermería de la plaza de toros, donde se estabilizó a los más graves.