Dos jóvenes saltan con cócteles molotov entre vehículos policiales durante los choques en Belfast. :: REUTERS
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Batalla campal en Belfast por las marchas protestantes

LONDRES. Actualizado: Guardar
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Una treintena de policías y un diputado unionista resultaron heridos en los disturbios que sacudieron Belfast la noche del viernes, con motivo de las marchas protestantes de la Orden de Orange. Así lo precisaron ayer las fuerzas del orden. La violencia estalló en una zona del norte de la capital norirlandesa después de que la llamada Comisión de Desfiles impidiera a los manifestantes pasar por la zona nacionalista de Ardoyne, importante barrio obrero católico y escenario frecuente de movilizaciones.

El comisario de la Policía norirlandesa, Matt Baggott, precisó que 32 agentes recibieron atención médica después de que jóvenes protestantes arrojaran distintos objetos cortantes contra ellos por la prohibición de la marcha. Baggott -que calificó la violencia de «vergonzosa y lamentable»- advirtió de como consecuencia la ciudad se reforzará con más agentes en las calles. Solo ayer, más de 400 efectivos británicos fueron enviados en refuerzo al Ulster, que se suman a los 600 adicionales que ya habían sido enviados a la provincia en los últimos días.

Los cuerpos de seguridad denunciaron que los orangistas usaron petardos, botellas, palos, barras de metal e incluso llegaron a blandir espadas. En respuesta, fueron desplegados varios furgones con cañones de agua y se dispararon balas de goma. Durante los disturbios, el diputado Nigel Dodds -del Partido Democrático Unionista, el más importante probritánico, protestante y conservador- tuvo que ser ingresado en el Hospital Royal Victoria con heridas en la cabeza por el impacto de un ladrillo. Fuentes médicas señalaron que el político, que representa al norte de Belfast en el Parlamento de Reino Unido desde 2001, se encuentra «estable» a pesar de la fuerte conmoción sufrida.

La ministra británica para Irlanda del Norte, Theresa Villiers, denunció que los ataques son «totalmente inaceptables» y «no puede haber una justificación». Cada 12 de julio, la violencia vuelve a aflorar en las calles de Belfast con motivo de las marchas convocadas por la Orden de Orange para conmemorar la victoria del rey protestante Guillermo III sobre su rival, el católico Jacobo II, en la batalla del Boyne, en 1690.