«Estoy en el ojo del huracán, me van a medir si soy fuerte o suave. Seré insistente»
Elegido en el primer y único caso de unanimidad de los grupos, defiende su independencia y la validez de la institución
SEVILLA. Actualizado: GuardarEn sus primeras semanas en el cargo, tras la polémica salida de José Chamizo, Defensor durante 17 años, Maeztu diseña la nueva etapa, sobre la base de que cada área elabore un estado de la cuestión y esboce soluciones. Su experiencia le avala.
-Llega al cargo en un momento en que se cuestiona la institución y algunas comunidades autónomas la suprimen ¿El Defensor es prescindible en un contexto de crisis?
-Hay un informe de la Administración Central para evitar duplicidades, ajustar costes, marcar una línea de austeridad. Ahí me encuentra a mí. Esta casa ha hecho entre el 20 y el 30 % de ajuste; tenemos leyes para evitar duplicidades y coordinarnos con el defensor estatal. No está en cuestión la institución, que es la segunda mejor valorada de la comunidad. Es necesaria y su trabajo no es reproducible en ningún otro sitio. El tipo de mediaciones que realizamos es imposible hacerlo si no es desde el territorio. Me preocupa que estemos quitando controles en un momento en que la transparencia es más necesaria que nunca, yo me he propuesto defender la dignidad de la política. Y me pregunto si no se trata de debilitar el Estado de las autonomías. Que digan que quieren volver a centralizar, entonces da igual que funciones bien o mal.
-Los Presupuestos del año que viene serán de nuevo duros. Con 5 millones de euros de dotación y una plantilla de 66 personas ¿Espera más recortes?
-Iré en línea con el Parlamento a simplificar todo lo que se pueda, nueva gestión de proveedores etc, pero el 80% es personal. Si se justifica un recorte de plantilla lo haremos. El Defensor tiene que ser el primer ejemplo de gasto inmaculado.
-¿Cree que podrá mantener la independencia de los partidos?
-En mi primera experiencia en el cargo, en los años 90-96, que eran también momentos complicados, no recibí ningún mandato de nadie. Puede ser que no se lo crean.
-¿Y ahora?
-Ahora tampoco he recibido ninguna indicación, al revés. Me dijeron el Parlamento y el Gobierno va a respetar al Defensor del Pueblo en su trabajo. Tampoco las recibió el anterior defensor y estuvo 17 años. De lo que estoy más contento es de la unanimidad total de las fuerzas políticas. Así se trabaja muy bien. Pero te lo tienes que ganar. La imparcialidad no te la garantiza nadie, la tienes que garantizar tú.
-Pero en el caso de Chamizo, al poder no le sentó muy bien que le tirara de las orejas
-Creo que la forma es garantía del fondo. Si pierdes la forma pierdes el fondo. Yo adoro la cultura del diálogo y el consenso. Dice la gente que un defecto mio es que soy muy jartible. Cuando me creo las cosas, tengo una pasión que me puede. La forma va a jugar un papel importante. Tengo mi sello, mi estilo. No sé si van a gustar decisiones que tome, pero no puedo estar pendiente de eso. Gandhi dijo que cuando tengas que tomar una decisión pregúntate a quién beneficia y si lo hace a los más débiles entonces no te equivocas. Voy a actuar así, garantizar la forma, el consenso y diálogo.
-¿Y cuál es su estilo?
-Sé que estoy un poco en el ojo del huracán, me van a medir si soy débil, suave, fuerte. Voy a ser insistente. Voy a documentarme bien lo que crea que tiene que cumplirla administración, y lo voy a hacer con toda la experiencia que he acumulado en mi trayectoria.
-¿Le sorprendió que el PP le apoyara?
-No, en mi puesto anterior de comisionado para el Polígono Sur las actas del pleno extraordinario de nombramiento son ejemplares, con la unanimidad de los tres partidos. Dijeron que fue una mañana histórica. No soy militante de ninguna sigla y eso me sirve, junto con mi experiencia en el arbitraje desde que comenzó la democracia y mi talante. Por ejemplo, en el plan de seguridad del Polígono Sur no he notado ningún cambio en la colaboración con la actual subelegada del gobierno y con el anterior.
-¿Cree que la reforma de la ley del Defensor debe darle más poder?
- Pasé una etapa muy mala, en la primera época, cuando no obteníamos respuesta de la Administración. Ahora se ha enmendado porque no contestar es delito. Tenemos ya una carta de servicio, certificados de calidad, nos comprometemos a que en 27 días tiene que estar la queja montada. La línea fronteriza es lo vinculante o no. Si el defensor es vinculante ya se convierte en otro organismo, otro sector, paralelo a los jueces, y eso sí chocaría. Esta es una magistratura de la persuasión, la mediación, el control, pero la vinculación ya es otra cosa. Desnaturaliza el diseño de la institución. La reforma tendrá que estar en ese filo.
-¿Al Defensor le corresponde denunciar 'las peleítas' de los políticos o su ámbito es otro?
-Yo creo que el ámbito de actuación es otro. Yo puedo entender cualquier circunstancia, pero la institución tiene una seriedad y una dignidad y los argumentos de fondo son los que te hacen fuerte. Entrar ahí es pisar un terreno resbaladizo. No me gustaría hacerlo
-¿Antes defender las libertades públicas o el estado del bienestar?
-Ambos están en la Constitución y en el Estatuto, que agregó los derechos al trabajo, la salud, al medio ambiente o la vivienda, pendientes de desarrollo normativo.
-Pero defender el estado del bienestar es colisionar con el poder
-Claro, hay un campo de fricción. Mi trabajo es fiscalizar el cumplimiento de esos derechos y hacer ver al gobierno autonómico que si tiene que recortar que lo haga en otras partidas que no sean tan necesarias. Creo que puede haber un buen entendimiento y yo puedo iluminar a la Administración desde un punto de vista que a lo mejor no tiene cerca, la voz del ciudadano. Es lo que se llama una aportación crítica.