Víctima del más cruel maltrato
Actualizado:El penalista Julián Rabadán decía ayer en Canal Sur TV que con el veredicto condenatorio del jurado José Bretón consumaba su venganza sobre Ruth Ortiz. Quizá ese espíritu es el que le haya sustentado en su fría actitud durante el juicio. Entre el público, la madre de los dos niños asesinados escuchaba la lectura de los doce folios del acta de votación del jurado con emoción contenida. Luego, la muralla de policías y público le impidió ver cómo se llevaban de la sala a su ex-marido, ese de quien descubrió demasiado tarde que le había convertido en una mujer maltratada, como reconoció durante su declaración. Mientras salía recibió besos de algunos de los asistentes y una ovación le recibió en la puerta, al abandoar del edificio y poner punto final a veinte días de juicio. Dicen que llevaba la satisfacción de saber que se estaba haciendo justicia. Pero será para siempre la víctima del más cruel maltrato. No hay una palabra que defina la pérdida de un hijo, como sí la hay para quien entierra a su padre o a su cónyuge. A partir de ahora tendrá que convivir con el dolor.