Egipto, a la caza de la cúpula islamista
La Fiscalía ordena detener al guía espiritual de la Cofradía por incitar la violencia que provocó la matanza del lunes
EL CAIRO.Actualizado:Las nuevas autoridades en Egipto, con el respaldo de los militares, parecen dispuestas a llevar hasta el final el golpe contra los Hermanos Musulmanes. Tras derrocar al presidente Mohamed Mursi, cerrar los medios de información de la Cofradía, clausurar las sedes de su brazo político, el Partido Libertad y Justicia (PLJ), ganador de las últimas elecciones, y detener a algunas de sus figuras, el siguiente paso apunta a la detención de la cúpula religiosa del movimiento.
La Fiscalía General esperó al primer día del mes sagrado del ramadán para ordenar la detención del 'Al Morshed' (guía espiritual), Mohamed Badie, bajo la acusación de «haber incitado a la violencia en El Cairo el pasado lunes, causando con ello la muerte de al menos 51 personas», según informó la agencia estatal de noticias Mena.
Badie, cuya última aparición en público fue el viernes en la acampada cairota de Rabaa al-Adawiya donde pidió a los suyos seguir en las calles hasta que Mursi recupere el poder, es el primero de una lista de personas en búsqueda y captura en la que se encuentran también su 'número dos', Mahmud Ezzat, y varios líderes del PLJ como Essam el-Erian y Mohamed el-Beltagi. La reacción oficial de la Hermandad la ofreció el portavoz del grupo, Gehad el-Haddad, para quien estas órdenes de detención «no son más que un intento de la Policía del Estado de desmantelar la protesta de Rabaa», donde miles de personas celebraron el primer 'iftar', comida nocturna que rompe el ayuno cada jornada del mes sagrado del ramadán.
La Hermandad funciona como un sistema piramidal de siete escalones, que parte de las calles y se eleva peldaño a peldaño desde el barrio a la ciudad, provincia y país hasta llegar al Guía supremo, que es elegido por votación interna para mandatos de seis años.
El lunes, al menos cincuenta personas perdieron la vida en un tiroteo a las puertas del cuartel de la Guardia Republicana, todas, a excepción de un militar, seguidoras de los Hermanos Musulmanes. La formación islamista acusa al Ejército de abrir fuego contra los suyos cuando se disponían a realizar el 'Fajr' (primera oración del día), pero los militares replican que se limitaron a defenderse de un «ataque terrorista».
Las nuevas autoridades investigan lo sucedido y la Fiscalía ordenó la excarcelación de 446 de los 656 detenidos durante esa mañana en la que, según organizaciones como Amnistía Internacional (AI), la matanza se debió a un «uso excesivo de la fuerza» por parte de los militares. «Nosotros tenemos claro lo ocurrido y no creemos en su investigación. Vamos a permanecer en la plaza hasta que regrese Mursi y animamos a que se unan todas las personas con fe y que crean en la defensa de sus derechos», afirmaba Abdalá Ibrahim, joyero de 25 años que lleva más de diez días en esta acampada que las autoridades quieren disolver.
Dudas en la coalición
El luto por los 'mártires de Rabaa', según la denominación de los Hermanos Musulmanes, y el inicio del ayuno coincidieron con los primeros pasos de Hazem el-Beblaui como primer ministro del país. El veterano economista, nombrado para el cargo el martes, mantuvo las primeras reuniones para la formación del nuevo gabinete y, según adelantó el asesor de medios de la Presidencia, Ahmed el-Moslimani, tiene previsto ofrecer carteras ministeriales a los Hermanos Musulmanes y al partido salafista Al-Nur, en un intento de tender puentes con la parte islamista de la sociedad.
La Cofradía rechazó inmediatamente cualquier tipo de colaboración con las autoridades interinas, pero Al-Nur, que pese a ser islamista es enemigo político de la Hermandad, se mostró dispuesto a «cooperar» una vez que quede aclarada la matanza del lunes.
La llegada de El-Beblaui estuvo eclipsada por las fisuras dentro de la coalición que respalda el golpe ya que tanto el Frente de Salvación Nacional (FSN), coalición liberal, como Al- Nur, criticaron en un primer momento la declaración constitucional que otorga prácticamente poderes plenos al presidente interino, Adli Mansur, hasta que se elija y forme el nuevo Parlamento, a comienzos de 2014, según la hoja de ruta apadrinada por los militares.
Unas críticas que se moderaron con el paso de las horas hasta convertirse en apoyos públicos a una transición que, pese a las protestas en las calles de la Hermandad, parece que no tiene vuelta atrás.