MUNDO

Diez segundos de pánico y fortuna sobre San Francisco

Localizan las cajas negras del avión que se estrelló durante el aterrizaje mientras se multiplican las muestras de alivio por las 305 vidas salvadas

WASHINGTON. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

No hubo ninguna alarma de emergencia. Tan solo el anuncio habitual en el que se pedía a los pasajeros que se abrocharan los cinturones. Pero en apenas diez segundos la cola del avión impactó contra el suelo, la parte trasera del aparato tenía un gran agujero y la cocina había desaparecido. Una nube de humo negro y un golpe seco hicieron temer lo peor a los vecinos del aeropuerto internacional de San Francisco. «Todos están muertos», se dijo alarmada Ki Siadatan, quien contempló el sábado desde su balcón el aterrizaje de emergencia del vuelo 214 de Asiana Airlines. La fortuna, sin embargo, impidió la tragedia. Mientras se iniciaban ayer las investigaciones sobre el siniestro, muchos se mostraban aliviados porque de las 307 personas que viajaban en el Boeing 777, solo dos perdieron la vida.

«Esto ha sido increíble. Somos muy dichosos de tener tantos supervivientes», señaló el alcalde de San Francisco, Ed Lee. «Aun así hay heridos muy graves», añadió en referencia a las 49 personas que sufrieron lesiones severas que incluyen fracturas y quemaduras. Después de un vuelo de unas 18 horas, el avión -que salió de Shanghái e hizo escala en Seúl- ya tenía menos combustible y quizá ello contribuyó a que el fuego no resultara tan letal en el momento del aterrizaje, que se produjo en condiciones meteorológicas favorables.

Las víctimas mortales son dos adolescentes chinas nacidas en 1996 y 1997, según precisó la aerolínea. Las fallecidas formaban parte del grupo de setenta estudiantes y profesores procedentes de las provincias orientales de Shanxi y Zhejiang que viajaban a Estados Unidos para participar en un campamento de verano. En total, en el aparato se encontraban 16 tripulantes y 291 viajeros, en su mayoría ciudadanos del gigante asiático y surcoreanos.

Las pesquisas para esclarecer las causas del siniestro avanzaban ayer a la par que el relato de numerosos supervivientes que mostraron su sorpresa por la última maniobra realizada justo antes de la colisión. «Pude ver que el avión volaba muy bajo. Cuando estaba a punto de tocar tierra, el aparato se aceleró súbitamente y el morro comenzó a subir», explicó Xu Da al canal de televisión estatal chino CCTV. El presidente de Asiana Airlines, Yoon Yong-doo, salió en defensa de los pilotos al asegurar que cada uno cuenta con hojas de servicio que superan las «10.000 horas» de vuelo. Asimismo, tampoco consideró probable que el accidente se deba a un problema en el motor ya que, según explicó, éste fue sometido a una revisión a fondo en junio.

Cerca del agua

Benjamin Levy, otro de los pasajeros, señaló que el piloto pudo subestimar el inicio de la pista. Según su versión, el avión trató de acelerar «justo cuando estábamos a dos o tres metros del agua» y eso pudo haber elevado la cabina y bajado la cola. «Casi aterrizamos en al agua», afirmó al explicar que por la ventanilla vio junto a su asiento los muelles de la bahía y pensó que estaban demasiado cerca.

Las autoridades de la Agencia estadounidense de Seguridad en el Transporte (NTSB), entretanto, ya han recuperado las cajas negras y las han enviado a un laboratorio en Washington. Así lo indicó a la cadena ABC Deborah Hersman, la responsable del organismo. «Esperamos que los datos sean utilizables. Está claro que la investigación está en sus inicios y tenemos mucho trabajo por delante», subrayó. Al mismo tiempo, explicó que en los próximos días procederán a interrogar al piloto que operaba el aparato cuando se produjo el accidente. Las investigaciones se realizarán de forma conjunta con miembros de la aerolínea y del Departamento de Aviación del Ministerio de Transporte surcoreano.