Los Hermanos Musulmanes llaman a una «intifada» en Egipto
Acusan al Ejército de perpetrar una "masacre" que ha dejado decenas de muertos en El Cairo
EL CAIROActualizado:El Partido Libertad y Justicia (PLJ), brazo político de los Hermanos Musulmanes, han llamado a los egipcios a una "intifada" (levantamiento popular) contra el Ejército y las nuevas autoridades del país. En un comunicado, el PLJ ha pedido que la comunidad internacional actúe de inmediato "para que no haya una nueva Siria en el mundo árabe", tras la muerte de al menos 53 personas en los enfrentamientos registrados esta madrugada junto a la sede de la Guardia Republicana, que también han dejado unos mil heridos. Mientras tanto, la Fiscalía egipcia ha ordenado cerrar y precintar la sede de la formación tras hallar supuestamente armas en su interior.
El PLJ, que dirigía el depuesto presidente Mohamed Mursi hasta su elección como jefe de Estado el año pasado, ha instado a los egipcios a lanzar "una 'intifada' contra quienes quieren robar la revolución del pueblo con tanques, aunque sea por encima de cadáveres". Por ello, ha pedido a la comunidad internacional, a sus organismos y a todas las personas libres del mundo que "intervengan para detener más masacres y para lograr la caída de este poder militar, de forma que no haya una nueva Siria en el mundo árabe". Asimismo, ha advertido de que el número de muertos puede aumentar en las próximas horas por la gravedad de muchos de los cientos de heridos.
En un comunicado anterior, los Hermanos Musulmanes denunciaron que lo sucedido es una "masacre del Ejército y la Policía", y acusaron al jefe de las Fuerzas Armadas, Abdel Fatah al Sisi, de "seguir el ejemplo de Bachar El-Asad y querer llevar a Egipto al mismo destino que Siria para tomar el poder".
"El último clavo en el ataúd de Al Sisi"
La cofradía islámica explicó que, durante los rezos del amanecer y solo un día antes del comienzo del mes sagrado de ramadán, "los manifestantes pacíficos estaban rezando cuando recibieron los disparos de balas y de gases lacrimógenos de manera intensa por las fuerzas militares y policiales". Para la Hermandad, "esta sangre será, con permiso de Dios, el último clavo en el ataúd de Al Sisi, ya que el pueblo egipcio no será humillado de nuevo por la dictadura militar y este crimen va a aumentar la insistencia del pueblo". Al mismo tiempo, cuestiona a los políticos civiles que apoyaron la intervención militar: "¿Vuestras manos seguirán en las suyas después de la masacre y de que hayan matado a vuestros hermanos los ciudadanos, aunque discreparan con vosotros políticamente?".
Los Hermanos Musulmanes han lanzado un llamamiento para que el mayor número de médicos disponible se acerque al barrio de Ciudad Naser, donde han instalado un hospital de campaña para tratar a los heridos. Los heridos leves han sido atendidos en el hospital de campaña, mientras que los más graves han sido derivados al cercano hospital Demerdash y otros hospitales de la región.
En este contexto, partidarios armados del derrocado presidente Mursi capturaron a dos soldados en El Cairo. Los dos militares, que han sido identificados como Samir Abdalá Ali y Azam Hazzem Ali, fueron introducidos en un vehículo y obligados a hacer declaraciones favorables a Mursi y contra el Ejército por un altavoz. Posteriormente lograron escapar.
Detenciones
El Ejército egipcio asegura por su parte que los enfrentamientos se produjeron tras el intento de "un grupo terrorista" de irrumpir en la sede de la Guardia Republicana. En un comunicado, las Fuerzas Armadas han señalado que un oficial ha muerto y seis policías han resultado heridos graves, mientras que han anunciado la detención de "200 agresores, que disponían de grandes cantidades de armas, municiones, armas blancas y cócteles molotov". Según el Ministerio del Interior, el fallecido es un general de la Policía que se hallaba en los alrededores de la zona.
El Ejército ha explicado que un grupo terrorista armado intentó a las cuatro de la madrugada de hoy irrumpir en la sede de la Guardia Republicana en la calle Salah Salem, en el barrio de Ciudad Nasr, en el este de El Cairo. Una fuente castrense ha precisado que ellos no fueron quienes abrieron fuego sino que lo hicieron los propios asaltantes, quienes al fracasar su intento, dispararon de manera indiscriminada contra los manifestantes para causar el caos. Una versión que choca de plano con el relato de los Hermanos Musulmanes, que han presentado vídeos y casquillos de bala con los que quieren demostrar la autoría del Ejército.
Las fuerzas de seguridad ya han abierto al tráfico la calle Salah Salem e intentan ahora detener al resto de los agresores mientras que han comenzado los interrogatorios a los arrestados. En su comunicado, las Fuerzas Armadas han pedido a los ciudadanos que no ataquen instalaciones militares ni vitales del Estado y han advertido contra cualquier acto de violencia. Asimismo, los militares han aumentado su presencia en los alrededores de la plaza Tahrir, donde se concentran miles de detractores del expresidente Mohamed Mursi.
Comisión de investigación
Lo ocurrido ha venido a complicar aún más el delicado horizonte político que se abre en el país. El partido salafista Al Nur ha decidido retirarse de "todas las vías de negociaciones" con el Estado por lo sucedido. Por su parte, Mohamed El Baradei, que se perfila como una de las principales figuras del país tras la caída de Mursi, ha reclamado una "investigación independiente inmediata". "La violencia genera violencia y debe ser condenada con firmeza, independientemente de su origen", ha declarado en su cuenta de Twitter. "Egipto tiene la extrema necesidad de llegar a un acuerdo consigo mismo", ha añadido en su mensaje en árabe. "El único camino es la transición pacífica", ha agregado. El presidente interino de Egipto, Adli Mansur, ha expresado su "profundo pesar" por lo ocurrido y ha anunciado la creación de una comisión judicial para investigar lo sucedido.
Los militares suspendieron el miércoles la Constitución y pusieron al presidente del Tribunal Constitucional al frente de la Presidencia. En consecuencia, el jueves el presidente del organismo, Adli Mansur, juró su cargo como presidente interino hasta la celebración de elecciones presidenciales y parlamentarias. Desde entonces, decenas de personas han fallecido en enfrentamientos entre seguidores y detractores del exmandatario, mientras que la formación islamista ha acusado también a las fuerzas de seguridad de reprimir sus manifestaciones.