Ser periodista en Cádiz
Actualizado:Ser periodista no es fácil, como tampoco lo es ser médico, ni minero, ni ingeniero, ni panadero, ni presidente del Gobierno. O eso creo, porque nunca he sido otra cosa. Desde pequeño tuve claro que quería dedicarme a esto y me esforcé por conseguirlo. Fui a la Universidad, porque sí, Periodismo es una carrera universitaria, una licenciatura en mi época, ahora ya no sé lo que será, me perdí entre la Hispalense y Bolonia. Hice muchas prácticas, casi todas gratis. Después conseguí un trabajo, con un contrato en precario que fue remontando hasta convertirse en algo más que decente. Luego cambié de empresa y de nuevo un contrato en precario, más que el primero. Y después me ficharon en otra que surgió con el boom y se estrelló con el pom al mismo ritmo que España. Y fue entonces cuando tuve que demostrar el doble para recibir menos o lo mismo. De momento no he cubierto unas Olimpiadas, pero no pierdo la esperanza. He hecho otras cosas, asuntos domésticos que se llaman. Y lo he intentado hacer siempre con dignidad. Porque hacer periodismo en Cádiz no es fácil. De hecho, creo que ya tengo bastante a las espaldas para decir que cada vez es más difícil. No sólo hay que agarrarse al teclado tan fuerte que hay días que los dedos se ponen morados. Hay que pelearse porque te dejen trabajar con mucha gente, demasiada. Estoy convencido de que los periodistas somos necesarios porque, al menos en una ciudad como Cádiz, tenemos la obligación de fiscalizar la labor de los políticos, aunque no les guste y a veces se enfaden y no te quieran responder una pregunta en una rueda de prensa. Somos necesarios porque hay muchos a los que no les interesa que la ciudadanía se entere de lo que hacen, a pesar de que algunos de esos ciudadanos se enfaden porque te vayas antes del final de un pleno. Da igual que lleves nueve horas sentado en un banco escuchando broncas estériles, que no comas y que te hayas ido corriendo a la redacción porque no llegas al cierre. Si te pierdes un detalle que a su juicio es de vital importancia, eres un manipulador, digno de ser insultado sin piedad en las redes sociales. El problema es que hay muchos que se creen Pantoja y te ven con un tomate en el micro aunque no tengas nada que ver. Y así nos va. Pero hay que seguir luchando, por la profesión y por los profesionales que se quedan sin teclado. Porque merece la pena, o volverá a merecerla. Seguro.