PAN Y CIRCO

A CÁDIZ LE GUSTA LA BICICLETA

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Cientos de chiclaneros agolpados en las calles. José Manuel Moreno Periñán, 'Ratón', volvía de Barcelona con un trozo de oro colgado al cuello. Años de preparación y sufrimiento sobre una bici en el maltrecho asfalto de un velódromo de provincias daban sus resultados: campeón olímpico del kilómetro contrarreloj. Más de dos décadas después aquella vieja pista de El Fontanal sigue siendo un reducto en la memoria de todos los aficionados al ciclismo. Y poco más. La afición a la competición y su práctica fue menguando durante años. En los arcenes de las carreteras gaditanas se veían pocos ciclistas a comienzos de este siglo. Menos aún eran los 'bikers' que tomaban los carriles, las vías pecuarias y los montes de la sierra para deambular sobre una bicicleta de montaña; todos preferían el pádel. Sin embargo, en los últimos meses esa situación ha cambiado de manera radical. En ciudades como Chiclana, San Fernando o Jerez la práctica del ciclismo en todas sus variantes ha vuelto a ganar adeptos y las bielas vuelven a girar con fuerza. Hay quien achaca el haber desempolvado la vieja 'flaca' del trastero a la crisis. Indudablemente, se ahorra combustible para ir a trabajar, y un paseo en bicicleta constituye una impagable terapia contra el estrés por la falta de motivación laboral o familiar. Todo ello ayuda a que cualquier día, pero sobre todo los fines de semana, los carriles bicis estén a rebosar. Han abierto nuevas tiendas especializadas en ciclismo en Barbate o Vejer. Se agolpan en el calendario las carreras amateurs, con una notable participación en la mayoría de ellas. Es posible correr junto a exprofesionales que participaron en el Tour o la Vuelta. Y aparecen jóvenes promesas, que brillarán en un deporte sacrificado como pocos. Afortunadamente, la provincia vuelve a respirar ciclismo por los cuatro costados. Y muchos volvemos a tener esa agradable sensación de que a Cádiz le gusta la bicicleta.