Los forenses estrechan el cerco en torno a Bretón
Aseguran que los restos hallados en la hoguera de la finca familiar son «indudablemente humanos»
CÓRDOBA.Actualizado:Todos los expertos que analizaron los restos óseos localizados en la hoguera de la finca Las Quemadillas coincidieron ayer en que a simple vista y desde el primer momento comprobaron que eran «indudablemente humanos». Salvo la perito de la Policía Científica, que ante el jurado reconoció su error en una identificación defectuosa que atribuyó a las prisas y la falta de medios, y no rectificó hasta que meses después, cuando al repasar las fotos del informe se «iluminó» y se dio cuenta de que no eran de animales.
La sesión de ayer fue una de las más intensas y largas de las celebradas hasta ahora en el juicio que se sigue contra José Bretón por la muerte de sus dos hijos. El profesor Francisco Etxeberria, primero en declarar, se mostró contundente al subrayar que en la morfología que apreció en una foto que le mostraron se descartaba un origen faunístico, de ahí que hablara con la acusación particular para poder acceder a un análisis directo.
Pertrechado ante el jurado con unos huesos de niños de edades similares a los desaparecidos para hacer la comparación, el antropólogo dio una clase magistral para demostrar que de inmediato, tras hallar dos huesos iguales de tobillo, se llegó a la conclusión de que se trataba de restos de al menos dos menores y de edades comprendidas entre los dos y los seis años. Una conclusión que avaló el paleontólogo José María Bermúdez de Castro, que nada más ver los dientes, «la caja negra de un humano», concluyó que eran de personas inmaduras.
Etxeberria fue contundente al subrayar que, desde un punto de vista médico, los niños fallecieron sin duda de forma violenta u homicida, aunque no pudo precisar las causas de la muerte. Preguntados acerca de cómo pudo producirse el error en la identificación, los especialistas señalaron que es muy difícil reconocer los restos de niños si no hay una experiencia previa con restos incinerados, muy diferentes de los calcinados ya que acaban con un estado cercano a la mineralización. Un impedimento al que se puede sumar la falta de un estudio detenido.
En este sentido, la forense de la Policía Científica Josefina Lamas, que pidió proteger su rostro, justificó su error inicial en la identificación en la falta de medios en el primer análisis que hizo en Córdoba, en el cansancio por la rapidez que le exigían y en que las condiciones no eran las más idóneas porque «entraba y salía mucha gente» de la habitación. La perito ratificó que los huesos recogidos de la hoguera fueron los mismos que vio más tarde en el Instituto Nacional de Toxicología, aunque más deteriorados, pero ha abierto dudas acerca de la cadena de custodia al asegurar que no estaban guardados bajo llave o que «los sacaron para mostrárselos a Etxeberria en un bar» .