«Si no es por mis compañeros, desfallezco en el Darién»
Participantes vascos en la Ruta Quetzal BBVA recuerdan algunos de los duros momentos vividos
PANAMÁActualizado:Cumplidas dos semanas de Ruta Quetzal BBVA, el programa "iniciático, ilustrado y aventurero" auspiciado por Miguel de la Quadra-Salcedo ha cerrado la etapa más dura, la Selva del Darién, donde han convivido con indígenas wounaan los 227 jóvenes de 50 países que integran la presente edición. Después se han trasladado a Amador, Ciudad de Panamá, para asistir a diversos talleres de emprendimiento social y charlas de temática relacionada con el Panamá más reciente y con los vericuetos de la historia de Núñez de Balboa-descubridor del Mar del Sur, hecho que conmemora la expedición-, como la perla 'Peregrina'. Y han recalado posteriormente en la isla de Taboga, donde las actividades deportivas les han permitido un respiro.
Porque han pasado momentos muy duros. Diego Castresana, de Bilbao, recuerda el momento en el que se sintió desfallecer en la Selva del Darién, con un calor asfixiante y humedad del 90%. “Íbamos de Alto Playona a Sinaí, y de pronto me desvanecí. Me encontraba tan mal que no podía ni comer por mí mismo. Entonces entre mis compañeros fueron dándome de comer poco a poco en la boca, lo mismo con el agua, y así conseguí recuperarme. Fue entonces cuando reconocí el valor de la ayuda y de dejar que me ayuden, fue emocionante”, relata agradecido. Claro que no es el primer apoyo que encuentra en el camino de la Ruta Quetzal BBVA 2013. Sus amigos de Bilbao “ya me animaron cuando estaba preparando el trabajo previo, en todos esos fines de semana que no pude salir. No entendían muy bien por qué quería ir a un sitio a pasar incomodidades, pero me alentaron igualmente”, reconoce.
Maitane, de Ermua (Vizcaya), pone en valor especialmente “la piña que hemos hecho con chicos de todos los países. Por ejemplo de Puerto Rico me llevo una gran amiga”, apunta. Sentimentalmente, “la Ruta Quetzal BBVA 2013 ha superado mis expectativas. Todo lo vives muchísimo, las emociones…”, comenta ilusionada. Mira a su alrededor, en la isla de Taboga, e indica que “esto es precioso, América en sí misma, la gente, que tiene una gran sensibilidad en el trato…”, concluye. Una cosa “negativa” para ella han sido los mosquitos. “Una penuria”, lamenta esta vasca con decenas de picaduras por las piernas. Pero por delante de todo eso, está “el escenario en el que estamos viviendo”, asevera.
Javier Echávarri, de Vitoria (Álava), define la Ruta Quetzal BBVA 2013 como “única, irrepetible e intensa”, siguiendo la línea de su compañera. Y ya avanza que las experiencias que ha vivido le han dado en qué pensar, pero también que aún es pronto para asimilarlo todo. También coincide con Maitane en que no le ha costado mucho hacer amigos, aunque observó que tuvieron que “dar el paso en algunas ocasiones para romper el hielo con los de países de Sudamérica, en la mayoría de los casos fuimos nosotros los que se acercaron en un principio, pero luego fue todo muy fácil. Aprendes a poner de tu parte”, analiza. Aún suda por la clase de aeróbic que acaba de recibir sobre la arena de la playa de Taboga. “Esta jornada en la playa ha sido muy divertida, de entre todo lo que hemos hecho, y de la aventura, me lo pasé especialmente bien bajando de Pechito Parado, entre todo el barro, resbalando hasta el suelo”, cuenta sin amilanarse.
En total, la representación vasca en la Ruta Quetzal BBVA 2013 se compone de seis jóvenes. A Javier, Maitane y Diego se suman Amaia Ruiz de Gordoa (Álava), Andrea Unión (Álava) y Paula Lafuente (Vizcaya), todos ellos vascos viviendo “la aventura de sus vidas”.