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Opositores a Mursi sostienen banderas de Egipto en una protesta frente al palacio presidencial. :: MAHMUD KHALED/ AFP
MUNDO

La amenaza de golpe planea en Egipto

Mursi desoye el ultimátum del Ejército, que amenaza con suspender la Constitución y convocar elecciones

PAULA ROSAS
EL CAIRO.Actualizado:

Un cronómetro con cuenta atrás, el 'Morsitimer.com', calcula desde ayer las horas que restan para que venza el plazo dado por el Ejército egipcio al presidente Mohamed Mursi. Las horas pasan y la actividad entre bambalinas es frenética, pero el resultado de este pulso entre las Fuerzas Armadas, la oposición y los islamistas en el poder sigue siendo impredecible. Con cientos de miles de seguidores de ambos bandos en la plaza pública, la calle egipcia se calienta y las posiciones se radicalizan, mientras crece el temor a que, con la tensión política en niveles estratosféricos, cualquier chispa pueda prender la llama de la violencia, quizá ya sin vuelta atrás.

Tras la llamada que la coalición de fuerzas islamistas que defiende al presidente Mursi hizo la noche anterior, decenas de miles de fieles al mandatario salieron ayer a las calles para demostrar que sus números también se cuentan por millones, y que no se darán por vencidos tan fácilmente.

Ya a primera hora de la noche de ayer, manifestaciones rivales repartidas por diferentes puntos de El Cairo y en muchas otras ciudades se desafiaban mutuamente en tamaño y en el vigor de sus participantes. Una situación potencialmente explosiva que ya ayer experimentó varios brotes de violencia en la capital cuando grupos rivales llegaron a cruzarse. Al menos una persona murió en un tiroteo registrado durante una de estas escaramuzas.

Mientras en la calle se mantenía el pulso, en los despachos la actividad era delirante. Mursi, que se reunió ayer de urgencia con el primer ministro, Hisham Qandil, y su gabinete, no parece estar dispuesto a aceptar el ultimátum del Ejército sin oponer resistencia. Insiste en que seguirá adelante con su plan para alcanzar una reconciliación nacional, pero sin presiones, a su manera y «a pesar de los comunicados que profundizan en la división de los ciudadanos». Lo cierto es que nada está claro y, por la poca información que se filtra desde presidencia o desde el seno de los Hermanos Musulmanes, es difícil saber si realmente están dispuestos a plantar cara al reto del Ejército o si, por el contrario, su intención es mantener la dignidad y procurar salvar los muebles.

Los mensajes de la cofradía llegan con cuentagotas y abogan por defender la legitimidad de las urnas. «El pueblo egipcio nunca permitirá que nadie abuse de sus decisiones democráticas y se mantendrá firme ante cualquiera que amenace su legitimidad», escribía ayer unos de sus portavoces, Gehad el-Haddad, en la red social Twitter. Más polémico fue Mohamed el-Beltagy, uno de los miembros de la ejecutiva de la hermandad, que ante decenas de miles de seguidores del presidente declaró ayer que se defenderían de este golpe de Estado «con el martirio».

Oficialmente tampoco se sabe cuál es el plan del Ejército una vez que den las cinco de la tarde de hoy en Egipto, cuando se acaba el plazo que han dado a Mohamed Mursi para que alcance un acuerdo con la oposición. Una fuente militar desvelaba ayer a la agencia Reuters que la hoja de ruta que planean las Fuerzas Armadas pasa por suspender la Constitución redactada por los islamistas y aprobada el pasado diciembre y la disolución del Parlamento (en este caso el Consejo de la Shura, la Cámara alta, ya que el Congreso fue desmantelado por un tribunal hace algo más de un año). Al parecer, el Ejército aún estaría ultimando los detalles, pero el plan incluiría la designación de un consejo interino formado en su mayoría por civiles de diferentes aficiliaciones y tecnócratas, la redacción de una nueva Carta Magna en nueve meses para, acto seguido, convocar elecciones presidenciales.

Esta hoja de ruta apenas difiere de lo que demanda la oposición, con lo que, si lo filtrado es finalmente el plan que deciden imponer los militares, Mursi se encontraría ante un callejón sin salida y sin bazas para negociar con la oposición: si no acepta sus reivindicaciones, el Ejército las impondrá de todas maneras.

La oposición ya ha designado a un portavoz para que se siente a la mesa de negociación con el presidente. El Frente del 30 de Junio, que aglutina a un gran número de grupos opositores no islamistas ha encomendado la misión al premio Nobel de la Paz, Mohamed el-Baradei.