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BALONCESTO

Obradovic, de Atenas a Estambul tras un año sabático

El técnico más laureado del baloncesto europeo dirigirá al Fenerbahce las dos próximas temporadas

AMADOR GÓMEZ
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Después de tomarse un año sabático, Zeljko Obradovic, el técnico más laureado del baloncesto europeo, regresa a los banquillos. Obradovic dirigirá al Fenerbahce Ulker las dos próximas temporadas, tras haber alcanzado un acuerdo con el club de Estambul, que la próxima campaña jugará la Euroliga y este jueves conocerá a sus rivales en la fase de grupos de la máxima competición continental, junto a Real Madrid, Barcelona, Caja Laboral y Unicaja.

El último equipo al que dirigió Obradovic, de 53 años, fue el Panathinaikos, con el que conquistó cinco Copas de Europa, entre 2000 y 2011, después de adjudicarse anteriormente otras tres, con el Partizán de Belgrado (1992), el Joventut (1994) y el Real Madrid (1995). Ha ganado por tanto ocho grandes coronas continentales con cuatro equipos diferentes. El único que puede presumir de ello. Todo un récord del preparador balcánico.

El Fenerbahce será el sexto equipo al que dirigirá Obradovic fuera de su país, ya que también estuvo al frente del Benetton Treviso, el único al que no ha podido dar una Copa de Europa, aunque también triunfó con los italianos en la Copa Saporta en 1999. También ha sido seleccionador de Serbia, y ha llevado a su país a ser campeón del mundo y de Europa y subcampeón olímpico.

Reconocido en dos ocasiones como mejor entrenador del año en Europa (Trofeo Alexander Gomelskiy), Obradovic es una auténtica leyenda del 'basket' y uno de los técnicos más prestigiosos del planeta. Después de 13 temporadas en Atenas ahora inicia un nuevo reto en el Fenerbahce, con el objetivo de conquistar la liga turca y clasificar al equipo para la próxima 'Final Four'.

La huella de Obradovic permanece imborrable en el Partizán, el Joventut, el Real Madrid y el Panathinaikos. El exyugoslavo ha impregnado su fuerte carácter en todos los equipos que ha dirigido y, al igual que se ha ganado el cariño y la admiración de muchos jugadores, es odiado por otros. Abandonó en 2005 la selección serbia tras el fracaso en el Eurobasket celebrado en su país porque, según aseguró, en caso de continuar habría acabado "en un manicomio". Desveló salidas nocturnas y peleas en el vestuario entre sus internacionales y reconoció que su error fue no haber expulsado antes de la debacle "a tres o cuatro", entre ellos a Rakocevic y Tomasevic.

Un vendaval

Entonces no fue capaz de imponer su disciplina, la que le ha encumbrado, junto a sus conocimientos, no solo en el baloncesto continental con sus clubes, sino también en campeonatos del mundo y Juegos Olímpicos, aunque en esta competición no ha podido conquistar una medalla de oro.

Dentro de la pista Obradovic es un vendaval, capaz de ocupar la zona reservada al entrenador rival. Grita a sus jugadores y a los árbitros, gesticula, salta... Fuera, es un hombre educado, amable, entrañable.

Como suele hacer cada vez que conquista un trofeo, atribuye los méritos a sus jugadores. Ha tenido a sus órdenes a algunos de los mejores de la historia, como Djordjevic, Sabonis o Bodiroga. También ha disfrutado en el Panathinaikos con Diamantidis. Obradovic también desplegó su calidad como base del Partizán y fue en este equipo en el que comenzó a gestarse el mito.

Su filosofía se basa en el sacrificio y la defensa, en el 'basket-control', pero sin renunciar al espectáculo. Exigente y perfeccionista al máximo, no solo ha ganado grandes títulos con ritmo lento y juego destructivo. También lo ha conseguido con el Panathinaikos, con la plantilla más completa y poderosa de Europa, con juego ofensivo y brillantez.