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MUNDO

Brasil despide el final de la Copa sin Dilma Rousseff

Alrededor de 5.000 personas marcharon pacíficamente en Río de Janeiro mientras un gran despliegue policial blindó el Maracaná

MARCELA VALENTE
BUENOS AIRES.Actualizado:

Protestas pacíficas y menos numerosas que las que se vienen realizando en todo Brasil acompañaron ayer la etapa final de la controvertida Copa Confederaciones, organizada por la FIFA. Unas 5.000 personas marcharon sin incidentes por las calles de Río de Janeiro, pero sin acercarse al estadio Maracaná donde más tarde se celebraría la final entre Brasil y España.

Una ciudad sitiada, con 10.600 policías -el doble de lo habitual-, más 7.400 militares y 1.300 agentes de seguridad privados dentro del estadio- custodiaron el choque final entre el combinado español y el europeo. Los manifestantes no intentaron siquiera acercarse al estadio y se dispersaron pacíficamente.

La presidenta Dilma Rousseff, se abstuvo esta vez. Tras haber sido abucheada en el partido inaugural, cuando la ola de protestas recién comenzaba, Rousseff, con su popularidad en descenso vertiginoso, se excusó de asistir a la entrega de la Copa.

Más temprano, unas 40 personas ocuparon las áreas externas de la nueva sede de la Confederación Brasileña de Futbol en Río, con críticas a la FIFA, a sus dirigentes, y a los gastos que asume la organización de la Copa del Mundo que también se celebrará en Brasil en 2014. En otras ciudades, las marchas se repitieron pero sin mayores incidentes y con escaso público con relación al número de personas movilizadas en los últimos diez días. Hubo protestas en Salvador -sede de la final por el tercer puesto entre Italia y Uruguay-, en Sao Paulo, en Minas Gerais y Bahía.

Las protestas en Brasil comenzaron el 6 de junio con un grupo de jóvenes que convocó a una manifestación en Sao Paulo contra el aumento de la tarifa del transporte público. Las siguientes marchas tuvieron más público y llegaron a su clímax el 20 de junio con más de un millón de personas movilizadas en todo el país.

Según 'Datafolha', la popularidad de Rousseff cayó de un 57% a 30% en las tres semanas de protestas, un dato que pone en cuestión sus oportunidades de ser reelegida. Ayer, nuevos informes de la encuestadora revelaron que si se postulara el exmandatario Luiz Inacio Lula da Silva tendría más posibilidades. Más lejos de la primera línea de fuego, su popularidad entre los encuestados cayó menos, de un 55% a un 46%.

En Brasil los jóvenes han salido a las calles no por el desempleo, ni por los desahucios, ni por los recortes del bienestar, sino porque quieren más de un Estado que les pide mucho y les da poco a cambio, informa Efe.

Según datos de la OCDE de 2010, los últimos disponibles, la carga tributaria en Brasil supera el 32 % del Producto Interior Bruto (PIB), un nivel similar al de muchos países industrializados, y sin embargo sus servicios públicos son de Tercer Mundo. En comparación, los impuestos son un punto menos del PIB en España, su rival futbolístico en la final de ayer de la Copa Confederaciones.