La euforia se desata en la plaza Tahrir a favor del Ejército
Los manifestantes acogen con los brazos abiertos el ultimátum de 48 horas que la oposición ha dado a los grupos políticos para solucionar la crisis en el país
EL CAIROActualizado:Una ola de euforia ha desbordado la plaza Tahrir de El Cairo, donde los manifestantes acogieron con los brazos abiertos el ultimátum de 48 horas que el Ejército dio a los grupos políticos para solucionar la crisis en el país. En la céntrica plaza, conocida por ser el epicentro de la revolución contra Hosni Mubarak, una explosión de júbilo siguió al anuncio de las Fuerzas Armadas.
Familias enteras volvieron a marchar hacia ese centro de protestas, donde el ambiente seguía siendo pacífico y festivo como la víspera. Incluso personas como Sabrine Mahmud, que ayer se quedó en su casa por temor a un nuevo brote de violencia, decidieron unirse a las concentraciones para pedir la renuncia del mandatario islamista. "Estoy muy feliz con el Ejército. Está claro que Mursi tiene que irse", consideró esta joven empleada de una organización civil, que apareció junto a su madre para contagiarse de la atmósfera.
Para expresar su gratitud a los militares, la multitud no dudó en aplaudir y gritar con más fuerza cada vez que sobrevolaban a baja altura helicópteros militares que portaban banderas de Egipto. Entre los manifestantes se extendió la idea de que el mensaje de las Fuerzas Armadas no es más que el aviso encubierto de que Mursi tiene que marcharse tras haber cumplido un año en el poder. Así lo consideró el jubilado Mustafa Ahmed, un confeso seguidor del expresidente Hosni Mubarak, que renunció en febrero de 2011 tras una revolución que duró dieciocho días. "Mursi no es capaz de hacer política. Eso solo lo pueden hacer los militares", señaló Ahmed, que confió en que unas elecciones anticipadas den la victoria a Ahmed Shafiq, el ex primer ministro de Mubarak que cayó derrotado el año pasado por el islamista y que actualmente se encuentra en Emiratos Árabes Unidos.
Ante la posibilidad de que la escena política egipcia pueda dar un giro copernicano en cuestión de días, los opositores quisieron mantener la presión en las calles contra Mursi, a quien acusan de monopolizar el poder en favor de los Hermanos Musulmanes y de no solucionar los graves problemas económicos del país. Las tarjetas rojas con la palabra "Erhal" (Vete, en árabe) volvieron a inundar la plaza Tahrir y otros puntos de la capital egipcia, que desde la revolución no habían vivido protestas tan multitudinarias.
El estudiante de diseño Said Abdel Halim recordó que el Ejército es una institución que históricamente ha tenido un peso fundamental en los cambios políticos de Egipto. Según Abdel Halim, se necesita una figura que sepa gobernar como en su día hicieron Mohamed Ali, considerado el padre del Egipto moderno, o el general Gamal Abdel Naser, líder nacionalista que presidió el país entre 1956 y 1970. "Las Fuerzas Armadas y el pueblo siempre han sido una sola mano", dijo el joven, en alusión al lema que se popularizó durante la revuelta contra Mubarak y que ahora parece cobrar un nuevo significado.
Hace un año, la plaza Tahrir era escenario de la celebración por el triunfo de Mursi en las primeras elecciones democráticas tras la caída de Mubarak. Ahora, sumidos en el descontento, los manifestantes han vuelto su mirada al Ejército como garante de la estabilidad en un país que sigue sin encontrar la fórmula de una democracia que satisfaga a todos.
Asalto al cuartel general de los Hermanos Musulmanes
La violencia desatada en la noche del domingo y la madrugada del lunes tras las grandes movilizaciones de la oposición dejó un rastro de 20 muertes y más de 700 heridos, con escenas especialmente cruentas, como el asalto de los opositores al cuartel general de los Hermanos Musulmanes en El Cairo.
En medio del caos, un oscuro incidente resucitó los viejos fantasmas de la conflictiva relación entre la Hermandad y el Ejército, los grandes poderes fácticos del país desde mediados del siglo XX. Quince guardaespaldas del "número dos" de los Hermanos Musulmanes, Jairat al Shater, fueron detenidos por elementos del Ejército junto a la casa de este, que no se encontraba en el lugar. En la operación, los escoltas abrieron fuego sobre los militares, lo que desencadenó un tiroteo en el que no hubo víctimas.
Los detenidos han sido presentados ante la Fiscalía militar, que los acusa de disparar contra los militares y de posesión ilegal de armas. Una hija del líder islamista, Jadiya, calificó en su página de Facebook como una "farsa" los hechos, que presenció en directo, y confirmó las detenciones, aunque los Hermanos Musulmanes desmintieron que ningún guardaespaldas de Al Shater fuese arrestado, "ya que este no tiene guardaespaldas".
Pese al alborozo con que se ha recibido en muchos hogares la intervención de las Fuerzas Armadas, las dudas sobre el futuro del país se han disparado. ¿Retomarán los militares el poder? ¿Darán un golpe de Estado si Mursi no llega a un acuerdo con las fuerzas políticas? ¿Aceptarán los Hermanos Musulmanes entregar el bastón de mando que durante décadas anhelaron y que obtuvieron en unas elecciones limpias?