PAN Y CIRCO

HABLAMOS DE CANTERA

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Tema de debate, de discusión y de análisis profundo, la cantera del Cádiz se ha convertido en los últimos años en fruto de tertulias casi semanalmente. La dedicación a la misma y la forma de organizarla han sido los puntos donde diversas voces han mostrado su disconformidad. Todo ello basado en los éxitos de unas categorías inferiores que en la época dorada del club dieron diversas hornadas de jugadores que mantuvieron al primer equipo durante años en la elite nacional.

Con ese recuerdo en la mente de todos, con esa imagen de futbolistas como Mejías, Juan José, Kiko, Quevedo, Arteaga... A nadie se le escapa que jugadores de nivel similar han pasado por la cantera cadista en los años siguientes, pero con la dura excepción de que nadie les ha dado la oportunidad de mostrarse. Véanse los casos de Chico, Suso o Juanito. Está claro que cada uno de nosotros tendrá mil y una forma de organizar los equipos cadistas, sin embargo, una cosa está clara y es evidente: hay que cuidarlos. Parece una obviedad, aunque en los últimos tiempos no se ha cumplido. A un niño o a un padre de un jugador no le puede costar dinero jugar en el Cádiz. Lo mínimo que se despacha es que los gastos estén cubiertos por el club. Entiendo que con el nuevo presupuesto de Gaucci, este apartado quedará subsanado.

Luego podremos entrar en la forma de dar salida a las futuras promesas amarillas. Teniendo en cuenta la exigencia del primer equipo por subir a Segunda, conjugar dicha necesidad con la posibilidad de que algunos jugadores estén en el primer equipo, no lo veo para nada descabellado. ¿Domingo o Albentosa eran mejores centrales que algunos del Cádiz B? Permítanme la duda. El Cádiz tiene que subir, sí. Pero creo que más de un canterano puede tener cabida en el primer equipo. Al menos la idea inicial de Raúl Agné y Gaucci, con la involucración del cuerpo técnico del primer equipo, parece interesante. Esperemos que al final se lleve a cabo.