Aguas revueltas
Actualizado:Aún no se habían apaciguado las aguas revueltas en el seno del Partido Socialista cuando un nuevo frente se ha abierto. El paso atrás del actual presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, al anunciar que no optará a la reelección puede provocar una cadena de reacciones y consecuencias que pueden ir desde el Parlamento andaluz hasta el pueblo más pequeño. Ya lo vimos cuando Manuel Chaves dejó Andalucía en 2009 después de 18 años de gobierno para irse a Madrid junto a José Luis Rodríguez Zapatero. Le dejó el sillón caliente a Griñán pero también el inicio de una herida que ha sangrado -y de qué manera- en la provincia. La designación a dedo de Griñán hizo que las corrientes del Partido Socialista gaditano se dividieran claramente en dos (y algún que otro alternativo que no prosperó), a favor del nuevo presidente que presumía de cambio y de los que preferían que las cosas se mantuvieran igual. Hubo destituciones, dimisiones, estrategias al más estilo Al Capone para colocar a aliados en los puestos y relevar de su cargo a los que ya peinaban canas. Incluso en la provincia, pudimos observar en primera línea de fuego, a los cambios de bandos y a las acusaciones de traiciones. Con cada congreso que el partido ha celebrado en el último año se ha podido comprobar que la herida, muy a pesar de muchos, sigue sin cicatrizar y en ocasiones ha llegado hasta a supurar. Cualquier ejecutiva, regional, provincial y sobre todo local es un motivo de disputa, aunque se empeñen en maquillarlo excusándose en el debate. Ahora, con el mando de Griñán y de su fiel defensora Irene García parecía que las aguas se habían amainado, pero la marcha del presidente ha vuelto a sacudir a los cimientos del partido. Hablan de primarias y de debates internos pero ya hay quien dicen que Griñán hará con Susana Díaz lo mismo que Manuel Chaves hizo con él, cederle el puesto antes de que acabe la legislatura. Pero también hay voces críticas que piden un cambio. Seguro que ya hay quien está haciendo cábalas para decidir a qué bando se suma porque ve, en estas aguas revueltas, las ganancias de los pescadores.