Manifestaciones a favor y contra Mursi caldean Egipto
Islamistas y opositores alimentan la nueva oleada de violencia política con un pulso de movilizaciones que ya ha dejado cuatro muertos
EL CAIRO.Actualizado:La calle se radicaliza en Egipto y el temor a que el pulso entre islamistas y opositores seculares acabe en un reguero de sangre crece conforme se acerca el primer aniversario de la llegada al poder de Mohamed Mursi. Partidarios y detractores del presidente participaron ayer en manifestaciones rivales en todo el país, donde las posturas son cada vez más irreconciliables y los discursos más extremistas. En los últimos días han muerto cuatro personas debido a la violencia política, la última de ellas ayer en Alejandría.
Decenas de miles de islamistas volvieron a mostrar músculo en el barrio cairota de Medinat Nasser para defender la legitimidad del mandatario, el primer civil elegido en las urnas por los egipcios. Los seguidores de Mursi, entre los que se encuentran los Hermanos Musulmanes y varios partidos salafistas, pretenden mantener las movilizaciones al menos hasta mañana, cuando la oposición ha convocado manifestaciones masivas contra el mandatario. Varias sedes de la cofradía islamista fueron incendiadas ayer en diferentes localidades del delta del Nilo, mientras que en la segunda ciudad del país, Alejandría, las protestas rivales acabaron en enfrentamientos violentos, con más de un centenar de heridos y un seguidor de la hermandad muerto.
En la capital, separados por varios kilómetros, los detractores del presidente se congregaron en la emblemática plaza Tahrir, donde se han erigido ya decenas de tiendas de campaña y de donde los activistas aseguraban que no se moverán hasta conseguir la dimisión del presidente islamista o, al menos, concesiones sustanciales. Aunque comparten el rechazo hacia la gestión de Mursi y los Hermanos Musulmanes de este primer año de mandato, la oposición no islamista engloba a un batiburrillo de tendencias que ya desde la pasada jornada empezaron a dar muestras de división.
El papel del Ejército
La principal divergencia radica en el papel que unos y otros querrían para las Fuerzas Armadas en las protestas organizadas para mañana. El Ejército, que se ha desplegado en algunos puntos estratégicos de Egiptopara prevenir que pudieran ser asaltados, ya anunció, de manera un tanto ambigua, que sólo intervendrá si es necesario para proteger «la voluntad del pueblo». Pero no son pocos a los que les gustaría que la institución castrense asumiera un papel más activo en las manifestaciones, sobre todo si derivan en un enfrentamiento civil a gran escala, para facilitar la llegada al poder de un Gobierno de transición. Las pancartas a favor de los militares en Tahrir llevaron ayer a algunos manifestantes a abandonar la plaza.
Rumores sin confirmar y teorías de la conspiración alimentan el odio y la desconfianza mutua de ambos bandos, que se acusan mutuamente de instigar la violencia e incluso pagar a matones para sembrar el caos en el país. Entre las filas de la oposición muchos están convencidos de que la auténtica «revolución» llega mañana.
En las bases islamistas el mantra que se repite en todas las concentraciones, y que ayer volvió a escucharse, es que los detractores de Mursi están compuestos únicamente por seguidores del régimen de Hosni Mubarak. Un mensaje, por cierto, al que contribuyó el propio presidente en su discurso del miércoles, en el que acusó a la herencia del pasado y a sus partidarios instaurados aún en muchas instituciones del Estado -como la judicatura- de boicotear su primer año de mandato.