Lele Mora confiesa el 'bunga bunga' en las fiestas de Berlusconi
El amigo del ex mandatario italiano admite que las reuniones eran «abuso de poder y degradación»
ROMA.Actualizado:A Silvio Berlusconi le han caído siete años de cárcel en el'caso Ruby', y ésa es la pena que ha pedido también el fiscal en el juicio paralelo por inducción a la prostitución a los tres amigos que le llevaban chicas a las fiestas: su presentador de telediarios de confianza Emilio Fede, el agente de famosos Lele Mora y su amante y diputada enchufada Nicole Minetti. Al ver las orejas al lobo, las reacciones en las últimas declaraciones antes de la sentencia, prevista para el 12 de julio, han sido dispares. Minetti declaró que todo lo hizo por amor verdadero hacia Silvio. Fede ni ha pisado el tribunal y se echó a llorar al saber la condena de Berlusconi. Pero la gran sorpresa la dio ayer Mora: de repente confesó ante los jueces que sí, que lo del 'bunga bunga' era todo verdad. «Ha sido un caso de desmesura, abuso de poder y degradación, tres palabras que he leído en los periódicos y que comparto», sentenció leyendo una declaración escrita.
«Sé que la ignorancia de la ley no perdona, pero nunca he querido condicionar la voluntad de estas chicas y nunca he juzgado su comportamiento como prostitución», alegó en su defensa, casi implorando la clemencia de los magistrados. Mora era el más disputado, poderoso y despendolado agente de famosos de Italia, todo un símbolo de la sociedad del espectáculo italiana, y podía encumbrar o colocar a chicas y chicos guapos que buscaban una oportunidad. Por ejemplo en las teles de Berlusconi. Como 'Ruby', la marroquí de 17 años que él llevó a la casa del magnate en Arcore y que, según la sentencia, se habría prostituido con él. Todos salían beneficiados en el 'bunga bunga'. Mora por ejemplo, endeudado hasta las cejas, rondaba al 'Cavaliere' para que le echara una mano con el dinero. Sin embargo en 2011 entró en prisión por quiebra fraudulenta y evasión fiscal. Su caída, junto al rey de los 'paparazzi' Fabrizio Corona, le cambió la vida. Pasó un año entre rejas y arruinado, abandonado por todos, adelgazó varias decenas de kilos y perdió de golpe su aire de frivolidad.
Ayer argumentó que su paso por la cárcel le ha hecho recapacitar y hasta pidió disculpas a los periodistas por insultarles, negar las orgías y decir, como Berlusconi, que todo era una conspiración comunista. Porque Mora es uno de esos que exhibe orgulloso en la pantalla de su móvil el careto de Mussolini con sintonía de coplas fascistas.