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Luis Bárcenas llega en coche a la Audiencia Nacional. :: P. P. M. / AFP
ESPAÑA

Bárcenas entra en prisión al quedarse sin coartada

El juez estima que el patrimonio del extesorero del PP, «de difícil incautación judicial», eleva su riesgo de fuga Intenta prevenir que pueda «manipular o influir sobre otros imputados, peritos o testigos»

MATEO BALÍN
MADRID.Actualizado:

Tras años de lujos y poder en la sombra, controlando con mano de hierro las finanzas del Partido Popular y amasando en paralelo una gran fortuna en el extranjero, Luis Bárcenas emprendió ayer su último viaje en un furgón de la Guardia Civil con destino a la cárcel de Soto del Real, donde fue enviado a media tarde por orden del juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz. Lo hizo «entero porque es fuerte», según su abogado, «pero muy alucinado y sorprendido» con la resolución judicial, cuatro años después de que su nombre apareciera vinculado al 'caso Gürtel', la trama corrupta que afecta al PP y que el pasado enero entró en otra dimensión con la aparición estelar del suculento botín escondido por el extesorero en Suiza.

El juez Ruz decretó prisión provisional, comunicada y sin fianza para Bárcenas al estimar que existía un riesgo «evidente y sensible» de fuga. La decisión fue decretada a instancia de la Fiscalía Anticorrupción, que cambió de criterio a última hora en una decisión sorprendente, después de que fuentes fiscales señalaran que no se opondrían a la petición de la acusación popular de la Asociación de Abogados Demócratas por Europa (Adade), que reclamó prisión bajo fianza para el acusado.

Dado ese paso, llegó el auto del instructor. Ruz considera que la drástica medida asegura la preservación de fuentes de prueba en la investigación, es decir, que de haber seguido libre el exsenador por Cantabria habría tenido capacidad «de manipular o influir sobre otros imputados, peritos o testigos». Y en su escrito argumentó que la presunción de contar con patrimonio en el extranjero, «de difícil control e incautación judicial», es un elemento más a la hora de valorar una posible huida, dado que Bárcenas tiene medios económicos para ello «en atención al patrimonio que se le presume»: superior a los 48,2 millones de euros tras el último informe policial.

El instructor de la Audiencia Nacional detalló dos hechos claves para enviar al extesorero del PP a prisión. En primer lugar, el caso de la pintora argentina Isabel Mackinlay, la falsa marchante de arte que fue usada por Bárcenas para firmar un contrato simulado de compraventa de cuadros del matrimonio a cambio de 1.500 dólares. Con esta operación la mujer del político, Rosalía Iglesias, trató de justificar ante Hacienda un ingreso en 2006 de 560.000 euros, pero que para el juez Ruz «no se correspondía con operaciones reales» sino de evasión de capitales. Por este motivo, les imputaron estafa procesal, blanqueo y falsedad en documento mercantil. Que se unía al cohecho y al delito fiscal.

Precisamente, uno de los supuestos de reiteración delictiva para el juez fue que Bárcenas hizo un viaje relámpago en junio de 2011 a Buenos Aires para falsear dicho contrato de venta. Lo hizo pese a estar imputado en el Tribunal Superior de Madrid cuando el 'caso Gürtel' estaba en este órgano judicial.

En segundo lugar, expuso Ruz, que durante los años 2011, 2012 y 2013 el exsenador «continúa disponiendo libremente de los fondos en Suiza y al mismo tiempo continúa con la capacidad de gestión activa» de los mismos, según sus propias manifestaciones recogidas en la comparecencia de ayer. Ello, añade el juez, pese a haberse acordado en mayo pasado el bloqueo preventivo de todos las cuentas y sociedad del imputado en el país helvético.

Sorpresa en la defensa

Sin embargo, para el abogado de Bárcenas, Alfonso Trallero, no había nada nuevo para que el juez enviara a la cárcel a su cliente. Cabizbajo y nervioso, el penalista que ha acompañado la travesía procesal del extesorero en estos cuatro años, criticó que si éste hubiera querido fugarse ya lo habría hecho antes. «Mi cliente ha colaborado con la investigación desde el primer momento y lo reconocerían en cualquier parte del mundo», exclamó visiblemente afectado por un final de día que, a todas luces, no esperaba. Trallero, que llegó junto a Bárcenas a la Audiencia Nacional en un coche conducido por un chofer y abandonó el tribunal nueve horas después andando y solo, no salía de su asombro. «Luis ha declarado ante jueces nueve veces, le han retirado el pasaporte, ha cumplido las cautelares, ha dicho que tenía una fortuna en Suiza y el único dinero que ha movido a España (1,5 millones) era para pagar la amnistía fiscal y 300.000 euros para abonar a sus abogados. Es incomprensible la prisión», criticó, al tiempo que anunció que presentará la próxima semana recurso ante la sala.

Detrás de la decisión de Ruz el letrado vio una mano negra, quizá por el cambio de criterio de la Fiscalía, que nunca antes había llegado tan lejos, más allá de lo que habían pedido las propias acusaciones populares. «Si las fiscales han solicitado la prisión incondicional, por qué no convocaron la vistilla (para cautelares) y sí la acusación. No tiene sentido», adujo.

Al fin y al cabo, la indignación del abogado y su pesado andar era el mejor síntoma de que ayer se puso fin a un periplo judicial largo, muy largo, que enero pasado cambió de dimensión tras descubrirse que Bárcenas acumulaba 22 millones en bancos de Suiza. Luego se elevaría a 48,3 millones y fondos ocultas en Estados Unidos, Uruguay y Bahamas.

Este escándalo reavivó el 'caso Gürtel' y entró de lleno en la agenda política del Gobierno, que pocos días después veía como le explotaba en las manos unos «papeles apócrifos», según los definió el presidente Mariano Rajoy, con la supuesta contabilidad secreta del partido. Documentos que con el paso de las semanas se han mostrado más vivos que nunca.