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juicio en córdoba

Bretón le confesó al primo de Ruth que «esa no volverá a ver a los niños con vida»

El acusado se lo dijo en una visita que le hizo a la cárcel, donde llegó a decir que su exmujer "se lo ha buscado"

CECILIA CUERDO
CÓRDOBAActualizado:

José Bretón, que se enfrenta a una condena de 40 años de cárcel por el asesinato de sus dos hijos menores en Córdoba, confesó a menos tres veces a un primo político de su mujer, y amigo suyo, que había matado a los niños y que Ruth Ortiz “no va a volver a encontrar alos niños con vida”. Y le comentó que quería decir la verdad pero no sabía cómo hacerlo por el temor a como reaccionaria su padre. “Fue la única vez que le vi llorar”, ha relatado al jurado Juan David López.

Por primera vez en dos semanas, Bretón ha cambiado la mirada desafiante y casi intimidadora para mostrarse tenso, aunque de nuevo sin apartar la mirada del testigo. López fue casi el único amigo que el acusado tuvo en Huelva, y a instancias de Ruth, fue a visitarlo varias veces a la prisión de Alcolea para ganarse su confianza y obtener algún dato sobre el paradero de los pequeños.

Juan David López se reunió hasta en tres ocasiones con el acusado cuando ya estaba detenido, e incluso bromeó con él cuando en una llamada el mismo de su arresto le llegó a decir “para una vez que vienes a Córdoba y nos podemos tomar unas copas, me van a detener”. El primo de Ruth simuló estar separándose también de su mujer y compartir el odio de Bretón hacia las mujeres para ganarse su confianza, “porque siempre ha sido muy machista y muy de mandar”. “Le dije que no me tenía que dar explicaciones, que estaba muy bien lo que había hecho”, ha explicado hoy. De esta manera logró que en tres ocasiones el acusado le confesara que los niños estaban muertos.

En la primera entrevista, no se lo explicitó pero le dio a entender lo que había hecho. “Menos mal que tu piensas igual que yo”, le señaló, para contarle después que Ruth “se lo merece”, trasladándole sus sospechas de que el motivo de la separación era un antiguo novio de Ruth.

El único interés de Bretón era hablar con su mujer, que fuera a verle, por lo que en una segunda reunión, López le dijo que no se fiaba de convencerla para que acudiera al penal por si a los pocos días aparecían los niños muertos. “No te preocupes, los niños están sanos y salvos, y bien cuidados”. Entonces, el primo de Ruth se encaró con el acusado porque en la primera entrevista que dio a entender que estaban muertos, y tras presionarle un poco, fue cuando le confesó lo que había pasado.

“Los niños están muertos, pero no sé como hacerlo”, le comentó, “me gustaría decir la verdad, pero tengo un problema, ¿cómo se lo cuento a mi padre?”, contó el testigo, que ha asegurado que fue el único momento en que le vio venirse abajo.

Rifirrafe en la sala

A lo largo de la entrevista llegaron a hablar por señas para evitar que la conversación fuera interceptada por alguien. López también le expresó su temor a que alguien más pudiera contar algo o saliera algún dato a la luz. Bretón le escribió en una nota que sus hermanos “no iban a contar nada” y que estaba seguro de que no le iban a pillar “porque sé como hacerlo, la Policía no sabe donde buscar”. Bretón fue detenido a finales de octubre, y ya entonces la perito forense había señalado que los restos óseos hallados en la hoguera de Las Quemadillas eran de animales.

Esa reunión terminó con un Bretón muy alterado golpeando el cristal de la sala de visitas y pidiendo a gritos que le llevara a Ruth, “era su obsesión”. Y le llegó a asegurar que “dice mi abogado que en tres semanas salgo de aquí, y se va a enterar esa”. Hubo un tercer encuentro, pero Bretón ya no contó nada más por consejo de su letrado, según le dijo.

A preguntas de la defensa, con quien ha protagonizado un pequeño rifirrafe, López ha justificado no haber acudido a la Policía cuando obtuvo a confesión porque su afán era saber dónde estaban los niños.

La sesión ha proseguido con el testimonio de varios de los funcionarios y presos que acompañaron a Bretón durante su estancia en la prisión, que han corroborado su carácter maniático, escrupuloso y que protagonizó un intento de suicidio que no fue tal, sino un intento de llamar la atención. También inició una huelga de hambre pero solo con la comida que le pasaba el penal, porque seguía comiendo a hurtadillas alimentos que adquiría en el economato de la prisión.