Brasil ya espera en Maracaná
Un penalti fallado por Forlán y un error de Muslera que aprovechó Paulinho guiaron a los de Scolari hasta la final y tumbaron a la orgullosa Uruguay
Actualizado:Fiel a este estilo más bien tosco pero práctico que le ha dotado Felipao Scolari, Brasil ganó con sufrimiento a Uruguay y se convirtió en el primer finalista de la Copa Confederaciones. Quizá se lo mereció a los puntos, por su dominio en el tramo final, pero los charrúas jamás se rinden y defienden con orgullo y honor a un país diminuto, el segundo con menos territorio de Sudamérica después de Surinam, y con una población menor que la de Madrid capital. La sustitución de Neymar, a falta de un par de minutos, ejemplifica el perfil medroso de los auriverdes.
A sus 34 años y con más de cien entorchados internacionales, récord en su país, Forlán vivió una de las noches más amargas con la ‘Celeste’ porque protagonizó la jugada clave del partido antes del primer cuarto de hora. Volvió a ser titular, formando tridente con Cavani y Luis Suárez, y comenzó a perder la semifinal cuando erró un claro penalti por un agarrón indisimulado de David Luiz a Lugano. Dos veces ‘Bota de Oro’ europeo y ‘Balón de Oro’ al mejor jugador en el Mundial de Sudáfrica, el ’Cacha’ destaca por su estupendo golpeo, sobre todo con el balón en movimiento, pero quiso asegurar. La colocó con el interior junto al palo pero Julio César tiró de experiencia, dio un par de pasos antes de tiempo, le adivinó la intención y se la sacó.
A pesar de no disfrutar de buenos centrocampistas, el combinado del ‘Maestro’ Tabárez controlaba con solvencia. Neutralizaba a los brasileños gracias a su excelente entramado defensivo y hasta dominaba el juego en el primer tiempo. No dispuso de grandes ocasiones, más allá del penalti y de un tiro lejano de Forlán tras controlar con el pecho, pero mostraba hechuras de gran equipo y silenciaba a los hinchas locales que llenaron el estadio de Mineirao mientras sus paisanos se manifestaban en los aledaños contra los recortes sociales y la corrupción. Los nervios de los locales se pusieron de manifiesto cuando Luiz Gustavo le dejó la plancha al ‘Cebolla’ Rodríguez tras un despeje.
No había noticias en ataque de la ‘Canarinha’, pero sabido es que esta selección apenas necesita para marcar. No practica un buen fútbol y lo fundamenta todo en una defensa sólida, un centro del campo aplicado y en Neymar, el líder del grupo. Sí, porque pese a su juventud, es el que más arenga a sus compañeros dentro y fuera del campo. Ocurrió que Luiz Gustavo vio un desmarque del nuevo jugador del Barça y le lanzó el balón en largo. Al límite del fuera de juego, Neymar le ganó la espalda a Maxi Pereira, controló con suma precisión y marcó medio gol, ya que el rechace de Muslera lo aprovechó Fred. Solo el delantero del Fluminense sabe si golpeó tan mal como pareció, con la espinilla incluso, o la quiso colocar ahí dando al balón de refilón.
Uruguay tuvo la virtud de recuperarse del golpe psicológico, justo antes del descanso. Salió en plan mandón y empató enseguida, tras una sucesión de rechaces que acabó con un toque sutil de Cavani, inmenso cerca de la banda no ya por ese gol sino por lo que corrió y trabajó para defender. Scolari recurrió al Bernard, ídolo en Belo Horizonte porque brilla en el Atlético Mineiro local. El chaval, liviano, con desparpajo y buen toque, le dio otro aire a Brasil, cada vez más cerca de Muslera. Tabárez no tiene recambios de calidad y prefirió no mover el banquillo hasta que se vio obligado por la lesión de Álvaro González, a quien Neymar lanzó un par de besitos tras un intercambio de palabras junto al banderín de córner. Y fue precisamente en un saque de esquina donde llegó el gol de Paulinho. Al no salir, Muslera contribuyó lo suyo a la fiesta del anfitrión. Con más bronca que fútbol, Scolari decidió quitar de la pelea a Neymar. Brasil ya espera en Maracaná.