Sasha Grey, exestrella del cine para adultos. / Efe
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Sasha Grey, sexo sin sombras

"La literatura puede ser más excitante que la pornografía en el cine", dice la autora de 'La sociedad Juliette'

MADRID Actualizado: Guardar
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"No volveré al cine porno, y menos para protagonizar mi novela". Lo dice Sasha Grey (North Highlands, California, 1988) exestrella del cine para adultos, novelista debutante con 'La sociedad Juliette' (Grijalbo), música, pinchadiscos, guionista, fotógrafa y actriz empeñada en afianzar su ascendente carrera en el cine convencional. Alejada "para siempre" de los sudores y jadeos del cine porno, tras ponerse al a órdenes Steven Soderbergh en 'The girlfriend experience' se ha sometido a los raros designios de Nacho Vigalondo. "Está loco; durante el rodaje fui incapaz de saber qué quería y qué estaba haciendo, con lo cual sufrí la misma paranoia de mi personaje" reconoce un risueña y recatada Sasha Grey, Marina Ann Hantzis, en su pasaporte, que promociona e España su primera y tórrida novela de alto voltaje sexual. "La literatura erótica puede ser más excitante que la pornografía en un cine que está prácticamente muerto" dice con conocimiento de causa esta narradora de última hornada que arrasó en la industria del porno con la fulgurante carrera de tres años.

Ataviada con vaqueros y una púdica camisa de gasa que deja transparentar una muy cerrada camisetas de tirantes, Sahsa Grey ha elegido España para anticipar una novela que aparecerá en 20 países y cuyos derecho ha comprado la todopoderosa Fox. "Mia Wasikowska sería una buena protagonista", desliza Grey, que ha querido publicarla aquí antes que en Estados Unidos. Sus editores, que dieron el campanazo con 'Cincuenta sombras de Grey', no están dispuestos renunciar al filón. Aprovechando las coincidencias fonéticas del apellido de Shasa se han aprestado a dar la alternativa esta desinhibida joven autora de una novela de sexo sin sombras.

Catheriene, joven estudiante de cine y de inopinadas inquietudes sexuales, es la protagonista. Su afán por materializar sus fantasías desvelará un sumergido mundo en el que gentes con posibles están dispuestas a todo para satisfacer sus deseos. "La historia se desmarca de la sumisión y nos muestra una 'Belle de Jour' moderna, dispuesta a vivir su sexualidad en plenitud" dicen sus editores ayunos de cualquier complejo.

«La literatura erótica sacia las mismas necesidades que el porno»

Tampoco los tiene la autora, que no duda en comparar su húmeda ópera prima con clásicos del género erótico como las obras del marqués de Sade, en espacial 'Los 120 días de Sodoma', con el 'Cándido' de Voltaire, o 'Teresa filósofa', más que libertina novela del XVIII atribuida a Diderot durante mucho tiempo y adjudica con certeza al marqués Boyer d'Argens en el siglo XX.

"He querido que fuera real, que el lector sienta que todo lo que cuento puede ocurrir", explica Gray con dulzura. Pero reconoce a renglón seguido que "no he practicado todo los que describo". Su mantra es que no volverá al porno, "pero no me arrepiento de lo que he hecho ni lo lamento". "Quiero ahora sentirme sexualmente dueña de mí y que mis lectores tengan la misma sensación" propone. No hará más porno pero sí lo consume, aunque ella misma dice que sus gustos son "raritos" y que lo que más le seduce como pornoconsumidora "es el cine gay y las rarezas japonesas".

"No he escrito un libro solo para mujeres", asegura. Aposatando por la ambiguedad étnica, no describe a la protagonista "que podría ser india, negra o blanca, para que cualquier mujer se pueda ver reflejada en ella". Dice que su intensa relación con el sexo y el cine están en la base de esta novela inspirada por el mismo principio que la llevó a irrumpir en la industria del porno con 18 años "Entré en ese mundo porque tenía fantasías que muchos interpretan como perversiones y que algunos consideraban violentas". Entonces aprendió algo que ahora es un consejo para sus lectores: "no tengamos miedo de nuestras propios deseos". "La literatura y el cine me han servido para liberarme de esa culpabilidad que todos llevamos a cuesta en la cultura judeocristiana", se felicita.

Cree Sasha Grey que "la literatura erótica y el porno audiovisual sacian las mismas necesidades" pero que la primera "te permite penetrar más a fondo en las fantasías, y aún tengo muchas que no pienso explicar" dice. Su aspiración es que sus lectores "se hagan preguntas sobre sí mismos y sobre sus fantasías, que sean más conscientes de su propia sexualidad".

"Nacho Vigalondo tiene un enorme talento y esa gran visión de los personajes que me cuesta desvelar" dice del director cántabro con el que ha rodado entre Getafe y Texas 'Open windows', filme que se baqueteará por el circuito festivalero antes de su explotación comercial. "La verdad es que está loco. Su sentido del humor es raro, cáustico y a veces seco", concluye esta "intelectual de porno", protagonista también de la seria 'El séquito' y que no descarta dedicar una saga a la ardiente Catherine.