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Griñán convulsiona al PSOE con su retirada
Afirma que agotará la legislatura en el cargo, pero su entorno da por hecho que dimitirá antes para dar paso a Susana Díaz
Actualizado: GuardarA José Antonio Griñán le gusta el tono magistral y sentar cátedra. El presidente de la Junta de Andalucía eligió ayer la tribuna del Parlamento para dar una lección de política: «La política -dijo- no es un mero motor auxiliar de la sociedad. La política es el motor que nos puede hacer volar más alto. Sólo nuevos pilotos nos llevarán a nuevos horizontes». Una metáfora para confirmar que no volverá a ser candidato a la presidencia de la Junta y la justificación de ello. Griñán opina, como le dijo a Juan Ignacio Zoido en el debate sobre el estado de la Comunidad, que los políticos «deben saber hacerse a un lado» y que su generación, la de la transición, tiene que dar paso a rostros nuevos para afrontar los retos y los problemas que ha traído consigo la crisis, entre ellos la desafección por los políticos. «Solo pretendo un relevo generacional», insistió a Zoido.
Esta quiso ser ayer su lección, acompañada de una iniciativa que la afiance en el futuro: Sugiere que los mandatos presidenciales se limiten a dos, algo que propondrá a su partido para que lo incluya en sus estatutos y también al Parlamento regional para que se apruebe en Andalucía, con la forzada modificación del Estatuto autonómico y la ley electoral.
Momento dulce
Una determinación, la de hacerse a un lado, que no por comentada desde hace días dejó de ser una sorpresa incluso entre los suyos. Griñán, el cargo institucional de mayor peso del PSOE, anuncia su retirada en un momento que parecía dulce para los socialistas andaluces, tras mantener el Gobierno de la Junta hace un año contra todo pronóstico al no ganar el PP con mayoría absoluta y recibir el apoyo de Izquierda Unida.
Este logro de Griñán incluso le había colocado como referente del PSOE en el ámbito nacional, partido que preside. Todo ello se ve abocado al precipicio de la incertidumbre. La decisión de Griñán de dar un paso atrás convulsiona a su partido. Por lo pronto le obliga a vivir un nuevo proceso de sucesión cuando hace solo cuatro años que los socialistas andaluces tuvieron que afrontar la de él mismo por Manuel Chaves.
Griñán, en otro tiempo gran amigo del exvicepresidente del Gobierno y luego enemistado, ha querido marcar distancias con este incluso en la forma del proceso. No solo ha subrayado lo de que es bueno que la «presidencia de la Junta debe renovarse periódicamente», cuando Chaves estuvo 19 años en el cargo, sino que propone un proceso de primarias para elegir al candidato, como marcan los estatutos del PSOE. En la reunión con los diputados socialistas del Parlamento les dijo que la elección del candidato se hará «de forma democrática como corresponde a nuestro partido», según confirmó una persona presente. Él fue aupado a la secretaría general socialista en 2010 sin primarias, aunque no correspondía hacerlo como candidato a la Junta porque era presidente.
Pero la mayor incertidumbre es qué pasará tras la elección del candidato. Griñán aseguró a sus diputados y en la réplica a Zoido que agotará la legislatura. Pero esta situación ya tiene un antecedente negativo en el PSOE. Él ya vio sacrificada su amistad con Chaves por culpa de la bicefalia. El mismo entorno del presidente admite que este puede dimitir antes una vez que vea consolidado el proceso de elección del candidato. Se habla incluso de otoño. La candidata un nombre oficial, Susana Díaz, su consejera de Presidencia, respaldada por casi todas las direcciones provinciales socialistas. Si Griñán dimitiera, Díaz asumiría la presidencia y esta le serviría como plataforma para darse a conocer como candidata. En definitiva, el proceso inverso al suyo con Chaves.
Hoja de ruta
Pero esta hoja de ruta tropieza con un obstáculo. Debe contar con el apoyo de Izquierda Unida, que tendría que respaldar la candidatura de Díaz en la sesión de investidura, algo incierto sin negociación previa.
En la retirada de Griñán han pesado varias cuestiones. El presidente, que aseguró ayer que se trata de una «decisión personal», ha aludido a la edad varias veces. Tiene 67 años y en 2016, cuando termina la legislatura, tendrá 70 años.
En una entrevista en este periódico durante la campaña electoral en marzo de 2012 aseguró que no se presentaría otra vez, porque «no se está en política toda la vida». Sin embargo, cuatro meses después dijo a este mismo periódico que se sentía joven y que volvería a ser candidato. Zoido le recordó esta última versión con la portada de SUR en la mano para dudar de que su compromiso de acabar la legislatura fuera creíble.
Griñán confesó a los diputados y secretarios provinciales del PSOE, con los que se reunió el martes, que la necesidad de un recambio generacional es uno de sus principales motivos. ¿Por qué ahora a tres años de las elecciones? Griñán manifestó a los suyos que ante los «tiempos convulsos» que se viven hay que «estar preparados». El pacto con IU marcha bien, pero nadie descarta que en algún momento pueda hacer aguas y haya que adelantar las elecciones.
Griñán tenía la decisión tomada desde hace meses y hace varias semanas que lo comunicó a su círculo más cercano: Mario Jiménez, Susana Díaz, Máximo Díaz Cano y algún cargo más del PSOE. Sin embargo a la mayoría de los socialistas les pilló desprevenidos el martes, cuando lo comunicó a los ocho secretarios provinciales.
El PP ve detrás de la retirada de Griñán el proceso de los ERE, convencidos de que al final la jueza Alaya le imputará en el caso. Así se lo dijo Zoido en el debate. Es verdad que el acoso por los ERE ha desmoralizado a Griñán numerosas veces, pero fuentes jurídicas ven difícil la imputación.