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Un guardia custodia la oficina política de los talibanes en Doha. Arriba, el portavoz de los extremistas Muhamad Naeem. :: AFP / REUTERS
MUNDO

Los talibanes ofrecen un canje de prisioneros

Los fundamentalistas quieren intercambiar a un sargento de EE UU por cinco mandos de la insurgencia que están recluidos en Guantánamo

MERCEDES GALLEGO CORRESPONSAL
NUEVA YORK.Actualizado:

Durante sus cuatro años de cautiverio, el sargento Bowe Bergdahl, de 27 años, ha ganado unos cuántos kilos porque come opíparamente, como demuestra el vídeo que han hecho público los talibanes para demostrar que se le trata bien y goza de buena salud. Su vida vale mucho, concretamente la de cinco altos mandos talibanes, presos en Guantánamo. Ese es el trato que han propuesto los insurgentes a EE UU, a través de la agencia Associated Press (AP).

La oferta la hizo el portavoz talibán Shaheen Suhail durante una entrevista telefónica con AP. Será el primer punto de la agenda que proponen los fundamentalistas en las controvertidas negociaciones con EE UU, que debían haber empezado ayer pero han quedado en el limbo tras la pataleta del presidente afgano, Hamid Karzai.

La oficina que los talibanes han abierto en el emirato de Catar para este fin tiene erguida una bandera afgana e incorpora el nombre del país en la placa, lo que le da un aspecto de embajada. Suhail, el portavoz de los talibanes, fue el primer secretario de la embajada afgana en Pakistán hasta que los estadounidenses desmantelaron su gobierno para poner a Karzai al frente del país. En estos 12 años el mandatario afgano se ha vuelto cada vez más receloso de sus mentores. Karzai ya criticó severamente los contactos secretos que EE UU ha mantenido con su enemigo talibán en los últimos dos años. A su juicio, americanos y talibanes conspiraran para mermar a su gobierno, y parte de razón no le falta.

Con el diálogo para la reconciliación EE UU busca ofrecer a los talibanes una forma de participar en el nuevo Afganistán, la única fórmula de alcanzar una paz duradera, a juicio de muchos. Por eso la participación del Alto Consejo de Paz que representa Karzai es vital para la legitimación del proceso. El mandatario no solo ha suspendido la participación de su organización en estas negociaciones a tres bandos, que no quiere celebrar en le extranjero, sino también las que sostenía con EE UU para negociar la presencia de tropas extranjeras de apoyo tras la retirada prevista de final de 2014.

Fue el secretario de Estado John Kerry el que tuvo que tomar el teléfono para calmarlo. Poco después, uno de sus portavoces anunció que el Alto Consejo de Paz está dispuesto a considerar las negociaciones si EE UU cumple las promesas que Kerry hizo por teléfono. Los talibanes se han apresurado a reducir la altura del asta con la bandera afgana, para que no se vea desde la calle, y a cambiar el cartel de la discordia. Donde antes decía Oficina Política del Emirato Islámico de Afganistán, ahora simplemente dice Oficina Política de los Talibanes.

El propio Kerry viaja a Doha con la excusa de unas conferencias sobre Siria, aunque su portavoz Jen Psaki dijo que «nunca se ha confirmado» ningún encuentro con representantes talibanes. Karzai insiste en que las primeras conversaciones de los talibanes tienen que ser con su organización, mientras que estos quieren hablar primero con EE UU. «Cuando terminemos de hablar con los americanos empezaremos la fase interna, y eso incluiría a todos los afganos», dijo Suhail a AP.

Es ahí donde entra en juego el sargento Bergdahl, que aunque debería estar con su familia en Idaho lleva cuatro años secuestrado. Es, que se sepa, el único miembro de las fuerzas estadounidenses en poder del enemigo, motivo por el que los talibanes le tratan como su más valiosos tesoro. Por su libertad quieren conseguir la de un exministro del Interior, un adjunto al ministerio de inteligencia, un jefe del estado mayor, un ex gobernador y comandante y un jefe de seguridad de la provincia de Zabul.