Los amigos de Bretón no creen que perdiera a los niños por su afán controlador
SEVILLA.Actualizado:El afán controlador de José Bretón, especialmente con sus hijos, llamó la atención de los amigos del matrimonio y ese rasgo es el que hizo que muchos dudaran de que hubiera podido perderlos en un parque de Córdoba. Además, los empleados de una gasolinera expresaron al jurado su extrañeza por el acopio de gasoil que el acusado hizo en los días previos a la desaparición de los niños;llegó a adquirir hasta 250 litros.
Una quincena de amigos y conocidos de Bretón declararon durante la cuarta sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Córdoba. Los padres de los compañeros de colegio de Ruth y José explicaron que tenían la imagen de él como un padre siempre pendiente de sus hijos, «excesivamente protector» y estricto, según explicaron. Los testigos contaron como «se transformó» tras la separación de su esposa Ruth Ortiz, a la que se refería en términos descalificadores e insultos. «Parecía muy rabioso y resentido», declaró una de las madres, que aseguró que Bretón llegó a comentar que «iba a pelear hasta el final» por la custodia de los pequeños.
La tendencia a controlarlo todo fue corroborada por los amigos del acusado, que dudaron de que hubiera perdido a los niños porque siempre estaba muy pendiente de ellos. Tampoco creyeron que los niños pudieran ir ni a 15 o 20 metros por delante del acusado, como dijo que andaban cuando los perdió de vista en el parque cordobés. Uno de estos amigos fue la primera persona a la que Ruth avisó cuando se enteró de la desaparición. Antes de tratar de encontrar a los niños por su cuenta esa misma noche, acudió rápido a la finca de Las Quemadillas, y se extrañó de que tanto Bretón como su familia «permanecían excesivamente tranquilos». «Yo mismo estaba más inquieto y no eran mis hijos», comparó, y subrayó que cuando le hizo notar su tranquilidad, Bretón respondió con un «qué quieres, no me sale estar más nervioso».
Según indicó, los más afectados eran los abuelos paternos, que llegaron a decirle que «no sabían donde iba a acabar esto». El padre de Bretón, cuando éste ya estaba detenido, incluso le comentó entre lágrimas que «los niños ya estaban en el cielo». «Yo hubiera puesto mi mano en el fuego por él», aseveró, «le creí hasta que aparecieron los restos óseos, desde ese día para mí está muerto».