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Auma Obama (izda.), junto a su cuñada Michelle y sus sobrinas Malia y Sasha, visita ayer un memorial del Holocausto en Berlín. :: AFP
Sociedad

El reencuentro de Auma y Barack

El presidente de EE UU se reúne con su hermana africana durante su primer viaje oficial a Alemania

M. E. ALONSO
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Nada en la vida de Auma ha sido fácil. Su padre abandonó a su madre embarazada de ella para estudiar en América: Barack Obama es fruto de ese abandono. Auma no conoció a su progenitor hasta que éste regresó a África, ya divorciado de la madre del que hoy es uno de los hombres más poderosos del mundo. Aún tuvieron que pasar varias décadas para que ambos hermanos se tratasen personalmente. Fue en los años 80, cuando el actual presidente de Estados Unidos trabajaba como voluntario en los barrios más pobres de Chicago. «La quise nada más verla», recuerda Obama en 'Sueños de mi padre', una sincera y emotiva biografía que explora todos los momentos, buenos y malos, de su juventud y con el que empezó a labrar su camino hacia la Casa Blanca. Aquel fue un encuentro muy intenso.

Los hermanos descubrieron que los dos compartían el mismo activismo político. Auma fue además ángel guardián de Barack en 1987, la primera vez que fue a África a conocer sus raíces. Este viaje fue un punto y aparte en la vida de Obama, que al ver las condiciones de vida de sus familiares, se reafirmó en su creencia en la democracia como sistema de progreso.

Aunque nació y creció en Nairobi, Auma Obama realizó parte de sus estudios en las ciudades alemanas de Heidelberg, Saarbrücken y Bayreuth. También vivió en Berlín, donde se encontraba en noviembre de 1989 cuando cayó el Muro. Tras un breve tiempo en Londres y un divorcio, volvió a Kenia, donde trabajó para el programa CARE de Naciones Unidas, en favor de las comunidades más pobres del mundo, antes de crear su propia fundación, 'Sauti Kuu' (Voces Poderosas, en suajili).

Temperamental y directa, trabajó codo con codo con su hermano en la campaña electoral de 2008. Como él, es una todoterreno. Debido a su conocimiento de la realidad en África, el presidente Obama suele escuchar su opinión sobre la aplicación de la nueva política de puertas abiertas entre los EE UU y el continente negro.

Berlín fue ayer el escenario elegido para su reencuentro. Hasta allí se desplazó Auma a petición de su hermano para acompañarlo durante su discurso ante la emblemática Puerta de Brandeburgo, rememorando al que hace cincuenta años dio John F. Kennedy con el mismo escenario de fondo, pero en esta ocasión, al otro lado de la puerta, en el lado Este.