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Sociedad

El big bang del arte posmoderno

El Reina Sofía rastrea el ADN del arte actual y su expansión a partir de la «explosión» que sitúa en 1961

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«Fue un big bang para el arte que aún hoy mantiene su expansión». La muestra '±196. La expansión de las artes' se remonta al instante en que se acuñan expresiones cruciales para las siguientes décadas: arte conceptual, efímero, permformativo, o experimental. En el centro de aquella explosión revolucionaria, el músico John Cage, que libera a la notación musical de su corsé y permite que a través de la partitura se puda 'escribir' o 'codificar' otro arte caracterizado por la máxima libertad conceptual y expresiva.

La experimentación era la madre de cualquier batalla artística. Los nombres aún tardarían en llegar. Se puede esculpir con sonidos, gestos o luz. Teorizar sobre unos proyectos que podrían materializarse o no. Hacer que la danza funcione como una escultura. Que el movimiento o el pensamiento mismo sean la esencia de la creación, antes que el objeto al que dan lugar. Restar a la creación su afán de trascendencia y expresarse mediante piezas efímeras o teóricas. El concepto es más importante que la obra en sí, en un arte novedoso que se enfrenta al histórico fenómeno de la desmaterialización, cuestiona su esencia y alumbra la posmodernidad. «Todo lo que hoy parece normal, salió de ese momento», resume Borja-Villel.

Zona cero

Sobre esta tesis se arma una muestra en la que al menos un 95% de las piezas son inéditas. Muchas se han reconstruido en base los documentos, registros o indicaciones de aquellos artistas que, sin proponérselo, abonaron una revolución sustantiva para el arte contemporáneo abriendo horizontes ignotos y creando piezas etéreas o teóricas «que no se podían coleccionar». Artistas que sin saberlo escribían el código genético de la posmodernidad.

La exposición sitúa en 1961 la 'zona cero' de aquella feliz explosión, de la ruptura de fronteras entre la práctica artística y su teorización, con la redefinición de criterios creativos y nuevas redes de distribución que aún perduran. Para Borja-Villel es más que pertinente regresar a aquel instante seminal «en un momento de amnesia general como el actual, cuando la historia se olvida y se transforma en nombres y mercancías». «Es importante y necesario hacer exposiciones de historia, y ésta lo es», asegura «muy consciente de que no va a ser la exposición más popular de este museo» y que no generará, ni de lejos, las colas que la dedicada a Dalí.

«Los 60 son la década del siglo XX que comparte más ADN artístico y mediático con el momento actual», aseguró Julia Robinson, comisaria de la muestra junto a Christian Xatrec, quien coincide con Borja-Villel «en la importancia de la música como germen del arte». «Para explicarse la situación actual hay que saber qué pasó en 1961, cuando nada tenía nombre, la experimentación era el motor y se trabajaba en red, con libertad plena y para cambiar todas las utopías», resume Xatrec.

Borja-Villel insiste en la importancia de las enseñanzas de John Cage, catalizador del cambio «que hace que la partitura deje de ser un elemento meramente musical», convirtiéndola «en el código que permite entrelazar la acción poética, la performance o el collage». Lo evidencias las varias performances que se incorporan a la muestra. Un grupo de bailarines que funcionan como una escultura humana y que se ejercitarán todos los días de la exposición en un espacio que evoca el mítico 'loft' de Yoko Ono en Nueva York en aquellos días del 'flower power' y el 'peace and love'. Recrearán durante cuatro meses las cinco coreografías que la 'performer' italiana Simone Forti creó para aquel espacio mítico de la artista conceptual japonesa y viuda de John Lennon. danzas que se ejecutan sobre rampas, cubos de madera, y sogas que penden del techo.

Anna Halprin y John Cage son los pioneros de esta revolución artística y musical que marcó el camino a creadores como La Monte Young, Robert Morris, George Brecht, Henry Flynt, Simone Forti, George Maciunas, Ray Johnson o Emme Williamns. Todos están en una muestra en la que destacan piezas como 'An Anthology', realiazda por 27 artistas -compositores, poetas o coreógrafos- o 'Lecture Indeterminacy', decisiva conferencia de John Cage, junto a sus influyentes clases de composición experimental que divulgaron las nuevas ideas entre estudiantes de composición musical y jóvenes poetas.