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Obama reta a Rusia a superar la Guerra Fría

El presidente de EE UU propone frenar la proliferación nuclear y pide a Occidente abandonar el «estado de guerra perpetua

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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció ayer durante su discurso delante de la emblemática Puerta de Brandemburgo un plan para reducir un tercio las armas nucleares de Estados Unidos si Rusia sigue su ejemplo. «Como presidente estoy obligado a hacer todo lo que esté en mi mano para parar la proliferación de armas nucleares y reducir el número y el papel que juegan las armas nucleares en Estados Unidos», declaró Obama ante el aplauso de los 4.000 invitados reunidos en la famosa Pariser Platz. «Para contar con un nuevo comienzo necesitamos que los Estados Unidos y Rusia reduzcan su armamento nuclear hasta el nivel más bajo desde 1950», agregó, consciente de que aún tienen «mucho por hacer».

Sobre un escenario situado ante el símbolo de la división de un país que tuvo que esperar hasta el 9 de noviembre de 1989 para ver cómo caía el muro levantado en 1961 por los soviéticos para evitar la fuga de los ciudadanos del Berlín Este al Berlín Oeste, Obama recordó el pasado de la capital alemana y a los caídos en el levantamiento popular del 16 de junio de 1953. «Ningún muro puede perdurar ante los deseos de justicia, de paz, que yacen en el corazón humano», afirmó.

A lo largo de un discurso claramente pacifista, el mandatario estadounidense declaró sentirse «orgulloso» de poder estar en Berlín. «No soy el primer presidente en atravesar esta puerta, pero estoy orgulloso de poder estar en el lado este para rendir tributo al pasado», indicó despertando el aplauso del público. Bill Clinton, el 12 julio de 1994, dio un discurso también en la parte este de la Puerta de Brandemburgo ante 25.000 personas, mientras Ronald Reagan lo dio al otro lado el 12 de junio de 1987 ante 45.000 personas. Obama llevaba tiempo intentando emular a John F.Kennedy y su famoso «Ich bin ein Berliner» (Soy berlinés). Sin embargo, lejos de poder darse un baño de masas como sucedió en el famoso discurso de Kennedy en el ayuntamiento del Berlín Oeste el 26 de junio de 1963 ante 400.000 personas, Obama tuvo que conformarse con un público de 4.000 personas.

El Gobierno alemán se mostró duro a la hora de ampliar el cupo de asistentes ante el miedo de un posible atentado contra el presidente durante su visita a Berlín. La ciudad se convirtió en una fortaleza donde francotiradores apostados en los tejados velaron porque todo transcurriera con plena normalidad. Mientras, los 4.000 afortunados, la gran mayoría estudiantes de colegios estadounidenses o con una especial relación con Estados Unidos, tuvieron que atravesar duros controles de seguridad hasta llegar a la plaza. Por si eso no fuera poco, un sol abrasador y una temperatura de unos 40 grados puso a prueba su resistencia.

El día más caluroso del año recibió así a Obama, que no dudó en quitarse la chaqueta al comenzar el discurso e invitó a todo aquel que quisiera a hacer lo propio. Los máximos representantes del Gobierno alemán y de las embajadas de todo el mundo siguieron con atención el discurso que estuvo marcado por el escándalo de espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), Siria y Guantánamo, donde Obama instó a Occidente a abandonar el «estado mental de guerra perpetua» contra el terrorismo y reiteró su compromiso de cerrar Guantánamo ycontrolar el uso de drones. Asimismo, el presidente estadounidense no dudó en destacar que la guerra de Irak forma parte del pasado, que el conflicto en Afganistán está cerca de concluir y que Osama bin Laden ya no existe.

El espíritu de Berlín

«He venido hoy a Berlín para decir que la complacencia no es el carácter de las grandes naciones. Hoy se trata de la libertad y de la dignidad y seguridad humana. Y he venido aquí a la ciudad de la esperanza porque la prueba de nuestro tiempo demanda la misma lucha que el espíritu que definió a Berlín hace medio siglo», declaró. «América estará siempre del lado de Europa y quiere trabajar con ella para asegurarnos de que cada persona puede disfrutar de la dignidad que te da tener un trabajo, con independencia de donde vivas, ya sea Chicago, Cleveland, Belfast, Berlín, Atenas o Madrid. Todo el mundo merece una oportunidad. Tenemos que tener economías que funcionen para todo el mundo, no solo para los que están arriba», afirmó ante el aplauso del público.

Ante un público bastante apático, debido probablemente a haber estado largas horas al sol, el presidente estadounidense quedó lejos de la imagen de estrella de rock que dio en su último discurso en Berlín en 2008, cuando habló ante más de 200.000 personas en la Columna de la Victoria en el corazón del Tiergarten en plena ola de 'Obamanía' y en plena campaña electoral por alzarse como el primer presidente negro de Estados Unidos, tras la negativa en esa ocasión del gobierno alemán de permitirle hablar ante la Puerta de Brandemburgo.

Durante su visita a la capital alemana en la que estuvo acompañado de su familia, Obama volvió a dejar patente su sentido del humor y su don de gentes. Tanto Merkel como Obama aparecieron relajados en todo momento ante la prensa. Tanto en la rueda de prensa en la Cancillería de Berlín, previa a su almuerzo de trabajo, como en la Puerta de Brandemburgo o en la cena de gala en el lujoso castillo de Charlotemburgo.