EL PUERTO

El coche se impone al peatón en la avenida de Sanlúcar

La falta de semáforos hace que atravesar esta arteria de la ciudad sea un riesgo enorme para los viandantes, víctimas de numerosos atropellos

EL PUERTO. Actualizado: Guardar
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«Es como jugar a la ruleta rusa». Eso es lo que supone para los peatones que frecuentan la avenida de Sanlúcar intentar cruzar alguno de los pasos de cebra existentes. De nada sirve la señalización vertical, ni tampoco la medida disuasoria instalada para que los conductores no sobrepasen los 50 kilómetros/hora. Unos minutos ante el 'velocímetro' colocado en ambos sentidos basta para comprobar que hay quien ve en esta recta un circuito donde dar rienda suelta a su pasión por la velocidad, ante la ausencia de semáforos.

Aunque no puede catalogarse como un punto negro, porque según el Ayuntamiento no se ha contabilizado ningún accidente mortal en esta vía, es imposible negar que la que pasa por ser una de las arterias principales de la localidad es un enclave donde se contabilizan numerosos accidentes. Sin ir más lejos, y a falta de una estadística en el Consistorio, vecinos y viandantes que transitan esta zona habitualmente contabilizan «cuatro o cinco» siniestros importantes en los últimos meses.

«Ver la ambulancia aquí, atendiendo a alguien que ha sido atropellado mientras cruzaba un paso de peatones no es nada extraño», relata Mª Carmen, quien no hace mucho casi se convierte en triste protagonista de uno de estos sucesos. «Mientras cruzaba con el perro, un vehículo que no se percató, frenó de repente y fue embestido por otro», relata alguien que tuvo la fortuna de adelantarse a los hechos y esquivar el golpe.

No corrió la misma suerte un hombre de «unos sesenta años», al que un coche se llevó por delante, afirma Carlos. «Todavía recuerdo lo alarmante de la imagen, con toda la cara llena de sangre tras el impacto con la carretera y la mediana» que separa los dos carriles que conforman cada uno de los sentidos.

«Aquí lo que hacen falta son semáforos» exigen algunos vecinos de la calle Yerba, vía paralela a dicha avenida. «Los coches van como locos, sin tener en cuenta que hay muchos niños y mujeres con sus carritos de bebé que no tienen otra forma de atravesar» que optar por armarse de paciencia y esperar a que una desierta avenida descarte todo el peligro posible o «jugársela» y cruzar a sabiendas «de que el hecho de que el paso de cebra esté pintado y bien señalizado» no consigue que los conductores «respeten a los peatones».

De momento, no ha habido que lamentar ninguna tragedia. Quizás la instalación de «un semáforo» pueda evitar «alguna desgracia en el futuro».