Laso legitima su propuesta
El título de la ACB, tras una dura final contra el Barcelona, reconoce la atractiva idea de juego que el técnico ha instaurado en el Real Madrid los dos últimos años al frente del conjunto merengue
MADRIDActualizado:Después de diez 'clásicos', de enfrentarse en todas las competiciones posibles durante una larga temporada, la sensación que ha quedado entre los aficionados al baloncesto no es precisamente de hartazgo. Cada partido entre el Real Madrid y el Barcelona ha tenido calidad, tensión, intensidad y sabor a añejo, a aquellos duelos en los que nombres como Norris, Fernando Martín, Epi o Petrovic convertían en batallas personales cada choque ante el eterno rival. A Navarro, Rudy Fernández, Lorbek o Felipe Reyes aún les falta ese halo de míticos que otorga el paso del tiempo pero, con este gran año, han recordado aquel pasado dorado, tan añorado en estos momentos de crisis para el deporte de la canasta.
El Barça ya lleva varios lustros instalado en la élite y dominando la ACB, pero el Real Madrid ha recuperado su camino gracias al interés del club por revitalizar una sección deficitaria pero con un prestigio que se estaba perdiendo por una mezcla de dejadez y apuestas caras pero equivocadas.
En estos dos años con Pablo Laso al frente del equipo, el Madrid ha mostrado un juego eléctrico, veloz e intenso. La idea propuesta por el técnico y llevada a cabo por una plantilla talentosa y profunda ha sido reconocida como una de las más atractivas de los últimos años y ha devuelto la alegría y la ilusión a la afición blanca, pero necesitaba de un título importante para alcanzar la legitimidad necesaria para dar continuidad al interesante proyecto emprendido para recuperar su puesto entre los grandes de Europa.
El campeonato de la ACB, obtenido en una durísima serie a cinco partidos contra un meritorio Barça, ha permitido dar el paso definitivo al frente que necesitaban los merengues.
Tras la Copa del Rey del pasado año, esta campaña debía ser la de la confirmación. Pero, después de una temporada con una fase regular para enmarcar, el tropiezo ante el Barça en los cuartos coperos y el regreso con derrota en la 'Final Four' de la Euroliga, solo el campeonato nacional podía evitar la frustrante sensación de fracaso después de rozar constantemente el éxito en todas las competiciones.
Pese a tanta presión, el Real Madrid se comportó como el equipo campeón que ya es y, apoyado por un Palacio de los Deportes de la capital abarrotado, superó a un dignísimo adversario por 79-71. Xavi Pascual, que otra vez tiró de conocimientos y variantes tácticas para mantener mientras pudo a sus pupilos en el partido, no logró llevar a su equipo al tercer título consecutivo en su séptima final seguida.
Después de tantos partidos, de nueve largos meses, los dos entrenadores aún contaron con la inspiración para sorprender desde el primer minuto de la gran final. Laso rompió su reconocidísimo cinco inicial con la inclusión de Carroll en lugar de Carlos Suárez, mientras que Pascual arriesgó desde el principio con Juan Carlos Navarro, duda por la rotura fibrilar en el bíceps femoral de su pierna derecha que sufrió en el cuarto choque.
La decisión del vitoriano resultó más eficaz a la larga, porque el americano se conectó a una final en la que no se le había visto, mientras que el escolta catalán no pudo ejercer de Cid Campeador y su aportación fue testimonial.
Parcial demoledor
El quinto encuentro se movió siguiendo los esquemas de los cuatro anteriores, a tirones y parciales. Los locales marcaron terreno con diez puntos de salida, los azulgrana respondieron con otro idéntico que igualaba el marcador. El posterior intercambio de golpes dio al Barça su única ventaja (31-32). Pero ahí se olvidaron los visitantes de anotar y el Madrid lo aprovechó para sumar un parcial casi definitivo de 19-1 entre el final del segundo y el comienzo del tercer cuarto, culminado por el primer triple de toda la serie de Rudy Fernández después de veinte intentos.
Jasikevicius y un inspiradísimo Ingles intentaron mantener vivo al conjunto culé. Pero se quedaron solos en el intento mientras se disparaban las pérdidas de balón. Los 23 puntos del lituano y los 25 del australiano no dieron más que para acercar hasta los siete puntos al Barça. Al Madrid, más coral -con la actuación estelar del secundario Darden, el 'sumador' Reyes y un polifacético Rudy- e intenso, le bastaba con su poderío atrás, la capacidad para capturar rebotes ofensivos (comandados por el gran capitán merengue) y la fiabilidad de sus ataque para controlar con solvencia el encuentro.
El carácter competitivo de Saras, que le impide regalar una derrota, impidió que los últimos instantes se convirtieran en minutos de la basura. De hecho, el campeón destronado sacó su orgullo para que el Real Madrid sufriera hasta el último segundo para celebrar un campeonato liguero ante su afición veinte años después. Llegó a colocarse a cinco puntos (76-71), pero una pérdida posterior cerró el merecido triunfo de los blancos. Un exultante Reyes levantó su premio como 'MVP' (jugador más valioso) y el título 31 del Real Madrid.