«En muchos momentos pensamos que nos iban a matar»
Tras regresar a Madrid, la pareja española secuestrada en Colombia denuncia el maltrato psicológico al que les sometieron sus captores
MADRID. Actualizado: GuardarTemieron por su vida cada instante de los 29 días que permanecieron secuestrados. Así lo reconocieron María Concepción Marlaska y Ángel Sánchez tras su llegada ayer al aeropuerto madrileño de Barajas, donde fueron recibidos por el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, y varios familiares, entre ellos el presidente de la Sala de lo Penal de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Fernando Grande Marlaska, primo de la secuestrada.
La pareja asturiana explicó que eran trasladados de escondite con frecuencia, incluso en ocasiones dos veces en el mismo día. En uno de esos desplazamientos sus captores pararon el vehículo en el que viajaban en mitad del desierto y obligaron a sus rehenes a bajarse y a arrodillarse en el suelo. «Nos abrazamos llorando y rezamos el Padrenuestro en alto. Nos estábamos despidiendo porque pensamos que nos iban a pegar un tiro en la cabeza. Estábamos convencidos, al cien por cien de que nos iban a matar», indicó Sánchez, quien añadió que en una situación como la que han tenido que vivir «piensas en la muerte en un tanto por ciento determinado muy grande».
«Nos machacaron»
Aunque afirmaron no haber sido víctimas de maltrato físico, estar bien alimentados y disponer de agua para asearse, sí acusaron a sus captores de haberles «machacado» psicológicamente. «Las informaciones que nos daban eran falsas, contradictorias», dijeron. Una situación que les hacía albergar aún más dudas sobre lo que pretendían hacer con ellos.
También pensaron varias veces en la posibilidad de escapar pese a no saber dónde se encontraban ni hacia dónde huir. Sin embargo, los captores decidieron un día atarles las manos con bridas y vendarles los ojos para evitar cualquier tentativa de fuga. Acerca de los motivos de su captura opinaron que en principio solo se debía tratar de un atraco llevado a cabo por delincuentes comunes, pero que cuando comprobaron que eran extranjeros consideraron que podían exigir un rescate a cambio de su liberación. No estuvo relacionado , afirmaron, con el parentesco de Marlaska con el magistrado de la Audiencia Nacional.
Según relataron ambos, no llegaron a sentirse realmente seguros hasta su llegada a la embajada española en Bogotá. Sobre su liberación explicaron que los secuestradores les subieron a un coche en lo que pensaron que era un nuevo traslado. Pero esta vez frenaron el vehículo y les ordenaron bajar. A los pocos segundos oyeron a su alrededor voces que se identificaron como policías colombianos.
Ahora Marlaska y Sánchez solo piensan en recuperar la normalidad en sus vidas y en su boda, que celebrarán tras siete años de relación después de que, según detalló él, «la intensa relación vivida durante el cautiverio» le llevara a pedirle matrimonio a ella. «Me gustaría agradecer, y lo voy a hacer toda la vida, al esfuerzo de la Policía colombiana y la española Estamos aquí por ellos», declaró a modo de conclusión Marlaska .