Triste procesión de los exdelphi
El espectáculo ofrecido por el colectivo en el Parlamento Andaluz es fruto de la desesperación pero, sobre todo, de la rabia contenida contra unos políticos que han engañado a estos trabajadores
Actualizado: GuardarLa crispación y la indignación se ha apoderado del colectivo de los exdelphi y en cualquier momento puede saltar la tragedia por una acción mal calculada o desesperada, fruto de los nervios. La Administración regional no puede abandonar a su suerte a estos 600 parados de difícil recolocación. La Junta firmó un protocolo en julio de 2007, cinco meses después del cierre de la factoría, en el que garantizaba su formación laboral y se comprometía a su recolocación, amén de fijar una serie de condiciones para la captación de inversiones para la Bahía de Cádiz. El conflicto de Delphi ha costado mucho dinero a las arcas públicas -unos 500 millones de euros, según las estimaciones más bondadosas- pero ha sido una actuación desastrosa. La Junta ha cerrado el conflicto de forma unilateral sin cumplir ni uno de los acuerdos pactados. Este contingente de extrabajadores ha gozado del respaldo social durante los primeros años, pero los efectos de la crisis han terminado por extender la situación dramática que viven los exdelphi a miles de gaditanos que también han perdido su empleo durante los últimos cinco años y se encuentran sin recursos económicos para afrontar los pagos básicos de vivienda, higiene y comida. Los políticos, y en especial los gobiernos del PSOE, ahora apoyado en Sevilla por IU, tienen mucha responsabilidad de la situación actual. El espectáculo ofrecido ayer en el Parlamento Andaluz por parte del colectivo obedece a esa rabia contenida que llevan meses aguantando en su interior contra esos políticos que en su día les ofrecieron el oro y el moro en vísperas de unas elecciones y que ahora son incapaces de tomar medidas que garanticen su futuro laboral. La desesperación es una mala compañera y Griñán debe tenerlo en cuenta.