El gran consenso de PP y PSOE sobre la UE se desmorona por los recelos de los nacionalistas
CiU y PNV acusan a Rajoy y Rubalcaba de cocinarse el acuerdo en solitario sin tener en cuenta sus opiniones
MADRID.Actualizado:El escenario que pretendían construir el PP y el PSOE para interpretar la gran ópera del consenso se ha venido abajo. Ni un solo grupo parlamentario más suscribirá el texto que habían acordado el miércoles Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba para reforzar al Gobierno ante el Consejo Europeo que tendrá lugar a finales de este mes. Y no es que su contenido les resulte inasumible, sino que están enfadados con el modo en el que se han hecho las cosas. Sienten que se les ha querido llevar de comparsa y han dicho «no», aunque en última instancia puedan votar a favor de la proposición en el pleno del 25 de junio.
Los portavoces de los dos grupos mayoritarios, Alfonso Alonso, del PP, y Soraya Rodríguez, del PSOE, trataron de quitar relevancia al fiasco; también muy teatral si se tiene en cuenta que ayer tuvieron que desconvocar la reunión a la que habían llamado al resto de representantes tan solo cinco minutos antes de la hora fijada vista la deserción airada de CiU, primero, y del PNV, después. Los dos grandes partidos defienden que, pese a todo, su entendimiento tiene un «extraordinario valor» y un gran significado político.
El mensaje que uno y otro querían mandar en un momento en el que los ciudadanos cuestionan la utilidad de la política y abandonan -o eso dicen las encuestas- a quienes han llevado las riendas del país en los últimos treinta años, sigue más o menos intacto. «Somos capaces de construir un acuerdo en aquello en lo que es importante que ambos podamos caminar juntos», argumentó Alonso. «No se trata de un acuerdo tan fácil como algunos podían pensar».
En realidad, sí lo era y esa fue la razón por la que Rubalcaba lo planteó inicialmente durante una sesión de control al Gobierno hace poco más de dos semanas. Creía que el consenso era fácil y que escenificarlo sería bueno ante la sociedad y frente a Bruselas. El Ejecutivo siempre ha obtenido el apoyo verbal de la mayoría de la cámara antes de los Consejos en las comparecencias del secretario de Estado para la UE, Íñigo Méndez de Vigo, en la comisión parlamentaria. Plasmar eso en un texto sometido a votación era cuestión de voluntad política y, según los grupos minoritarios, de «querer hacer las cosas bien».
Nada de lo que dice la proposición no de ley -ocho puntos en los que se habla de sacar adelante políticas de empleo juvenil, de que las inversiones para estimular la contratación de ese sector no computen en los procedimientos de déficit excesivo, de incrementar el volumen de los fondos del Banco de Inversiones Europeos para las pymes o de avanzar en la Unión Bancaria y la unidad de mercado- chirría. Pero el resto quería tener algo que decir en igualdad de condiciones.
Oportunidad perdida
Se quejan de que el documento pactado entre el PP y el PSOE les llegó pasadas las siete de la tarde del miércoles y, para su sorpresa, ya cerrado. «No hemos participado, se lo han hecho solitos, pues que continúen solos», avisó el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, a primera hora de la mañana. A los pocos minutos fue el PNV el que dio la espantada. Aitor Esteban argumentó que «no son maneras de hacer las cosas» y denunció que PP y PSOE han perdido una «oportunidad excelente» para sellar un gran pacto. La Izquierda Plural ya había advertido el mismo miércoles de que se autoexcluiría y también parte del Grupo Mixto. Así que los únicos que seguían dispuestos a hablar eran los de UPyD, pero cuando ya iban camino de la reunión se encontraron con que los dos grandes habían decidido suspenderla.
«Nunca había visto semejante falta de profesionalidad -se lamentó su representante, Irene Lozano-. CiU y PNV tienen menos votos que nosotros pero, en este bipartidismo imperfecto, cuando los nacionalistas no quieren reunirse los dos grandes consideran que no es importante reunirse con nadie más».
PP y PSOE defienden que también la posición de los pequeños tiene mucho de «simbología política». Que quieren que sus propuestas se visibilicen y que han llegado a la conclusión de que tendrán más realce si presentan sus propios textos, como ya ha hecho la Izquierda Plural. En todo caso, tanto Rodríguez como Alonso se mostraron convencidos de que, al final, su proposición no de ley, quizá enmendada, tendrá más apoyos que los suyos, que no son pocos, el 85% de la cámara.
Estos días han mantenido conversaciones con las fuerzas nacionalistas y tras el episodio de la reunión fallida volvieron a hablar. «Los grupos nos trasladan su talante positivo y por eso soy optimista», concluyó el portavoz del partido del Gobierno.