Apuntes

Un plan de 'inflavivienda'

El hecho de marginar a la capital gaditana y las pírricas cifras que contiene convierten el proyecto presentado ayer por la Junta en una propagandística nadería

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Con la infravivienda, en Cádiz, convienen pocas bromas. Es, probablemente, junto al paro, la más dolorosa de las lacras sociales, la más antigua, la más grave. Es, sin duda, la que más ha acercado a miles de vecinos de la ciudad a condiciones de vida tercermundistas cuando, por entorno y renta 'per cápita', desde los años 90 hasta el presente, al menos, ya no le correspondían. Aún así, muchos ciudadanos, generalmente mayores y condenados a contar cada céntimo, aún tienen que aguantar paredes, fincas, humedades, viviendas en general que parecen sacadas de una película bélica de hace 70 años. Pero son reales, aún existen. Junta de Andalucía y Ayuntamiento entablaron una batalla firme durante finales del pasado siglo y principios del presente que consiguió mejorar buena parte de la dantesca situación. La rehabilitación de viviendas vergonzantes cogió velocidad de crucero y todos los gaditanos soñaron con su erradicación. Pero la crisis se cruzó y el motor financiero de las obras quedó gripado sin que vea un arreglo inmediato.

Por estos precedentes resulta más doloroso el presunto plan contra la infravivienda -de 'inflavivienda' debería llamarse dado su carácter propagandístico- que deja fuera a la capital gaditana y, además, contiene la pírrica cantidad de 11 fincas que arreglar en toda la provincia, nueve en San Fernando y dos en una localidad de la Sierra. Las cifras que incluyen no dan ni para arreglar cinco casapuertas de las decenas de fincas que quedaron sin auxilio en Cádiz pero parece que la prioridad es hacer política pequeña y represaliar al Ayuntamiento antes que servir a los vecinos.