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El Caballo Blanco

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Un nuevo verano está a punto de comenzar sin que se haya intervenido para solucionar la problemática de ciertos establecimientos vacíos y lugares abandonados que un día fueron todo un emblema para el turismo gaditano. El caso del Caballo Blanco, el mítico hotel de Valdelagrana supone la demostración de que la dejadez no entiende de localizaciones, espacios ni dimensiones. Da igual que se trate de un pequeño local, de una Residencia de Tiempo Libre frente a la playa o de lo que hace algún tiempo fue un enorme centro hotelero de 30.000 metros cuadrados. Casi siete años han pasado desde que el Caballo Blanco cerró sus puertas con la promesa de convertirse en un nuevo complejo en tan sólo 18 meses. Pero la realidad es que han transcurrido bastantes más y este recinto de referencia en la provincia, este lugar conocido y reconocido por todos, es ahora un recinto totalmente desahuciado, sucio y desierto. En definitiva, un espacio situado en un punto estratégico que se deteriora un poco más cada día sin que nadie intervenga. La situación es evidente para todos excepto para quienes deben actuar y mediar en este asunto. Se me escapa la complejidad de los trámites burocráticos pero estoy segura de que hay fórmulas para agilizar las actuaciones, para sancionar a los responsables e intervenir en este tipo de conflictos. Tienen que existir resquicios como los hay y se encuentran cuando interesa, cuando se quieren hacer las cosas bien.

Desde que el Caballo Blanco abrió en abril de 1962 ha cambiado mucho la estampa, demasiado. Hace años los coches de los clientes se agolpaban a la entrada del hotel. También entonces este alojamiento se convertía en el 'cuartel general' de muchos de los equipos que venían a Cádiz en verano a disputar el 'Trofeo de los trofeos'...

Su existencia siempre supuso un apoyo fundamental para el sector turístico de la provincia y más directamente de El Puerto. Y si una ciudad quiere explotar todo su potencial en este ámbito no puede mirar hacia otro lado y dejar que siga pasando el tiempo.