El legado de un artista por descubrir
El Castillo de Santa Catalina acoge una muestra con una selección de obras de Romero D. Fran
CÁDIZ.Actualizado:La obra de Romero D. Fran es grande. En formato, en variedad, en cantidad, en el tiempo. El axioma de que la producción de un artista corre paralela a su peregrinaje vital cobra más significado si cabe en el caso del creador gaditano. De Alcalá de los Gazules, en el mundo, aunque no para él. Francisco Díaz Romero murió hace un par de años, con 84, habiendo trabajando desde niño en cualquiera de las artes plásticas y, sin embargo, habiendo protagonizado sólo dos exposiciones. Polifacético, cauto y reservado, Romero D. Fran sólo abandonó su profesión como mecánico -hilaturas, aviones, barcos-, al final de su trayectoria. Ahora, la familia del artista multidisciplinar alcalaíno trabaja desde la Fundación Laskut para custodiar y sobre todo exhibir las piezas -más de un centenar- realizadas por él. En esa recién inaugurada itinerancia, las obras de Romero D. Fran han llegado a Cádiz, al Castillo de Santa Catalina.
Desde ayer y hasta el próximo 13 de octubre, la fortaleza gaditana acoge la exposición 'El sueño de un artista'. Se trata de una selección cuidada y equilibrada de su obra que ofrece una visión panorámica de los temas que plantea, de las formas artísticas utilizadas por Romero D. Fran, de sus inquietudes, de su trayectoria personal, como hombre y como artista, nada convencional. Alcalá de los Gazules, Cádiz, Sevilla, Sao Paulo y Madrid son las etapas de un periplo vital que Romero D. Fran recorre con el espíritu de un niño que experimenta el sentido de la vida.
Itinerancia
En la muestra hay piezas muy diversas. Llama la atención la veintena de esculto-pinturas, como su nombre indica, una fusión de las formas de la escultura plasmadas en un lienzo. Además, hay otra veintena de pinturas, algunos dibujos y collages y una serie de bocetos. «Mi padre tenía muchas ideas que quería llevar a una mayor dimensión, pero no le dio tiempo», explica uno de sus hijos, José Antonio Díaz. Atendiendo a su vocación por los grandes formatos, los responsables de salvaguardar el legado han experimentado con uno de estos bocetos, ampliándolo y dotándolo de un efecto tridimensional.
En cuanto a temática, las obras de Romero D. Fran reflejan a la mujer -su madre alentó las primeras creaciones de un Francisco niño-, signos totémicos y muchos elementos de su vida cotidiana. Además, comenzó a trabajar sobre la posible fusión de la pintura con la escultura, un nuevo concepto que acuña como escultopintura. Con ello pretendía combinar lo mejor de ambas artes en una sola pieza, que la escultura refuerce a la pintura y viceversa. En este sentido, empezó a trabajar en series complejas de mandalas, signos totémicos con pinceladas de arte primitivo, añadiendo una nota de pintura, austera, dentro de un lienzo, enmarcado. La mezcla sin continuidad de escultura y pintura da lugar a unas piezas exquisitas y complejas, voluptuosas de formas pero sobrias, sensuales a la vez que casi religiosas.
Después de una estancia en Sao Paulo, el gaditano se traslada a Madrid, donde sin abandonar la mecánica empieza a producir gran parte de su obra y a frecuentar el ambiente artístico de la capital. «Quería irse a Australia, Canadá, a cualquier sitio. Pero siempre pesó más su responsabilidad con la familia. Por eso, la suya fue una obra de desarrollo propio. No se dejó arrastrar, su trabajo quedó para sí», explica uno de su legatarios. La Fundación Laskut planea llevar esta exposición al resto de ciudades importantes en la vida de Romero D. Fran: Sevilla, Sao Paulo y Madrid. Para que la obra del polifacético e incansable creador sea conocida y reconocida.
Por ahora, esta misión además de la fundación la había cumplido la cineasta gaditana Oliva Acosta, que en 2010 realizó un documental sobre la figura del creador alcalaíno quien, además, vio cumplir su sueño de exponer en su pueblo. Ahora y hasta octubre, los visitantes pueden descubrirlo y admirarlo en el Castillo de Santa Catalina.